Cada vez se oye hablar más de los retiros de Emaús (para mayores de 30 años) y Effetá (para jóvenes entre 18 y 30) y es que, aunque alrededor de ellos hay mucho secretismo, todo el que lo hace sale transformado. El Debate ha recogido el testimonio de algunas de estas personas.
Alejandro reconoce que fue a Effetá a ligar, sin embargo explica que aprendió «a amar y, sobre todo, lo que era el Amor de verdad, que es el que viene de Dios». Recuerda que «vivía pensando que el dinero me daría la felicidad y que el placer me daría el amor que necesitaba. Me guiaba mucho por el éxito, era lo principal para mí y pensaba que eso me haría invencible». Pero se le abrieron los ojos y se dio cuenta de que su «vida estaba en Sus manos y que Él no vale la pena, vale la vida».
Ana Redondo se dedica ahora a organizar retiros en distintos puntos de España. Ella explica: «Ves la acción directa de Dios en las personas. La gente vive en sus carnes la experiencia del Espíritu santo, la experiencia de ser hija de Dios».
Maite afirma: «Yo tenía a Dios como un padre estricto y distante y en Effetá descubrí que ya no es solo un padre amoroso, sino mi mejor amigo».
Su amiga Macarena dice: «el retiro me ayudó a darme cuenta de mi verdadera identidad, que soy Hija de Dios y por eso tengo muchísimo valor».
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