Carta en defensa de la vida. Arzobispo de Oviedo

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El Obispo de Oviedo, en su carta semanal los fieles de la diócesis, se refiere al valor de la vida. Comparto algunos párrafos,pero te recomiendo que la leas completa en este enlace

La vida y la muerte tienen desde una perspectiva cristiana el marchamo referencial que nos pone en dependencia con nuestro Creador, que nos llama por primera vez a entrar en la historia creándonos y nos llama a la eternidad que no termina tras la última llamada. Entre esas dos llamadas, tiene nuestra agenda una fecha desconocida y misteriosa, que un santo tan positivo, tan amable y tan tocado por la belleza y la bondad de todas las cosas como fue San Francisco de Asís, llamó sin ironía ni acritud “la muerte hermana”.

Todo el recorrido vital de una persona humana, va describiendo en su imparable biografía los distintos momentos en los que el hombre y la mujer aprenden a crecer mientras su corazón incorpora amores, su inteligencia aprende cosas, su convivencia ensaya la mutua reciprocidad, su fe afina la inquietud del alma y la llena de esperanza, a la par que se asiste al progresivo desgaste de un cuerpo cuyo envejecimiento y deterioro inevitable no tienen botón de pausa.

Los cristianos creemos en la vida porque en ella palpita el soplo de su divino Creador,  y por doquier descubrimos su firma de autor cuando tenemos la mirada inocente que han tenido los santos, y cuando con ellos acertamos a cantarla y pintarla con talento musical, literario y pictórico propio de los artistas en todas sus artes. Pero la vida no es sólo cuestión de fe, sino de respeto y de lealtad ante el don más grande y absoluto humanamente hablando. Y por eso nos interesa más lo que a la vida humana se refiere, aunque está en estrecha relación con todas las demás criaturas como bien señaló San Francisco y recientemente recordó el papa Bergoglio con su “Laudato sii”. La vida del no nacido, la vida del que nació y puede atravesar pruebas y desafíos duros por mil motivos, la vida del que se aboca a la muerte por enfermedad o por tener edad con muchos años. Toda la vida nos interesa y es defendida en todos sus tramos.