¿Estaba Dios anoche en Manchester?

Jóvenes Católicos

Un nuevo ataque terrorista ha movido los cimientos de Europa. Más de 20 personas han perdido la vida a causa del odio y del extremismo en un concierto lleno de niños y adolescentes y sus padres.

En días así nos sale una pregunta a todos los que tenemos fe en un Padre que nos ama con locura: ¿dónde estaba? Dios estaba allí, con todos ellos; también murió por ellos y con ellos. Probablemente también haya llamado al corazón de quien perpetró el atentado, pero somos tan libres…, nos ha amado tanto que nos ha dejado la libertad de abrazar y de disparar un arma. Somos hijos, pero somos hijos libres, no podemos olvidarlo en ningún momento; no podemos culpar a Dios de los actos que provienen de nuestra libertad.

Te invitamos a rezar por las víctimas, a unirnos al dolor del pueblo inglés y de toda Europa. También a rezar por el fin de las guerras y del odio en este mes de mayo, el mes de María, Reina de la Paz.

Hago mías las palabras de Juan Pablo II en Santiago de Compostela en noviembre del 82:

Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, una Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que ama por su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo el mundo. Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las. otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. (…) No te deprimas por la pérdida cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis sociales y culturales que te afectan ahora. Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo. Los demás continentes te miran y esperan también de ti la misma respuesta que Santiago dio a Cristo: «lo puedo».

 

¡Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua!