La ternura del amor de Dios también la experimentamos en el tiempo de la enfermedad, aseguró el Papa Francisco en la homilía que fue leída este viernes por el Arzobispo de Milán (Italia), Cardenal Angelo Scola, en el Hospital Agostino Gemelli, luego que se cancelara la visita del Pontífice debido una “indisposición repentina”.
Este viernes estaba prevista la visita del Santo Padre al Hospital Policlínico Agostino Gemelli de Roma con motivo del 50 aniversario de la fundación de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica, que coincide con la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, pero una “indisposición repentina” del Pontífice canceló la visita.
En el texto, el Santo Padre destacó la fidelidad de Dios hacia los seres humanos, a pesar de sus infidelidades, lentitud y caídas.
“Dios no tiene miedo de ligarse a nosotros. Esto puede parecernos extraño: a veces llamamos a Dios ‘el Absoluto’, que significa literalmente ‘libre, independiente, ilimitado’; pero en realidad, nuestro Padre es ‘absoluto’ siempre y sólo en el amor: por amor estrecha alianzas con Abraham, Isaac, Jacob, y así sucesivamente. Ama los vínculos, crea vínculos; vínculos que liberan, no fuerzan”, señaló.
En ese sentido, recordó que el amor fiel de Dios se ha “realizado plenamente en Jesucristo, el cual, para honrar la unión entre Dios y su pueblo, se convirtió en nuestro esclavo, se despojó de su gloria y asumió la forma de siervo. En su amor no se dio por vencido de frente a nuestra ingratitud ni siquiera ante el rechazo”.
“Jesús permanece fiel, no traiciona jamás: incluso cuando nos equivocamos, Él nos espera siempre para perdonarnos: es el rostro misericordioso del Padre. Este amor, esta fidelidad del Señor manifiesta la humildad de su corazón: Jesús no ha venido a conquistar a los hombres como los reyes y los poderosos de este mundo, sino ha venido a ofrecer amor con mansedumbre y humildad”.
“Y el sentido de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que celebramos hoy, es aquel de descubrir siempre más y de dejarnos envolver por la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo, revelación de la misericordia del Padre. Podemos experimentar y saborear la ternura de este amor en cada etapa de la vida: en el tiempo de la alegría y en aquel de la tristeza, en el tiempo de la salud y en aquel de la debilidad y enfermedad”, aseguró el Pontífice.
En ese sentido, Francisco afirmó que “en Cristo contemplamos la fidelidad de Dios”, e invitó a los fieles a preguntarse ante Dios “¿cómo es mi amor por el prójimo? ¿Puedo ser fiel? ¿O en cambio soy voluble, sigo mis estados de ánimo y mis simpatías? Cada uno de nosotros puede responder en la propia conciencia. Pero por encima de todo podemos decir al Señor: Señor Jesús, haz mi corazón cada vez más similar al tuyo, lleno de amor y fidelidad”.