“Todos los días hay gente que pasa hambre”

Entrevistas, Experiencias, Jóvenes Católicos

Sin Autor

Madrid, febrero de 2014. Un grupo de amigos en la escuela de arquitectura entre unos cafés, cigarrillos, risas, decidieron que eran capaces de cambiar las cosas con un poco de su tiempo. Este fue el primer paso de “Peces de la ETSAM” (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid), en el que puede participar todo aquel que “pueda y tenga ganas de ayudar”, como dice una de sus impulsoras, María González.

Montando lío en la universidad. Sí, el mensaje del papa Francisco en Río de Janeiro este verano traspasa barreras, porque no las hay… Esta semana María González, estudiante de Arquitectura en su ciudad natal, Madrid, nos cuenta sobre esta gran iniciativa.

  • Nos movieron las ganas de hacer algo por los más desfavorecidos, por todos aquellos que sufren una situación injusta y que están olvidados por la sociedad”

  • La idea del bocata solidario no me atraía demasiado, sin embargo una vez que fui, decidí que no podía dejar de hacerlo»

¿Por qué os metisteis en este lío?

Nos movieron las ganas de hacer algo por los más desfavorecidos, por todos aquellos que sufren una situación injusta y que están olvidados por la sociedad, porque vemos las noticias y oímos los males que hay en el mundo, el sufrimiento de muchas personas y contra eso no podemos hacer mucho. Sin embargo, todos los días hay gente que pasa hambre en nuestra ciudad, que necesita amor, que quiere que la escuchen y eso ha sido a lo que nos hemos dedicado nosotros. 

Peces recuerda a…

Los primeros cristianos, ellos se identificaban con un pez y nosotros decidimos hacerlo también.

¿Os movéis rápido?

La verdad es que sí, nos reunimos un grupo pequeño de amigos una o dos veces antes de extenderlo por la escuela, para organizar un poco lo que y cómo íbamos a hacerlo. Desde el primer día, el voluntariado ha sido un éxito. De una semana para otra, ya teníamos nuestro símbolo del pez y, de un día a otro, llenamos la escuela de carteles anunciando el voluntariado.

¿Antes hacíais algo?

El cuatrimestre pasado solíamos tener unas charlas en la capellanía de la escuela, y de vez en cuando íbamos a ayudar al comedor social que tienen las Sisters (Hermanas de la Caridad) en Vallecas. Pero queríamos algo más, llegar a todo el mundo, mostrar a nuestros compañeros de la escuela las situaciones que hoy día se viven en las calles de Madrid y que podemos ayudar a llevarlas un poco mejor. Y poniendo un poco más de nuestra parte montamos los Peces, un grupo dentro de la asociación de la capilla de la escuela. Así, unos pocos, “fundamos” los Peces de la ETSAM y lo pusimos en marcha.

¿Qué hacéis exactamente?

La idea principal era buscar distintas actividades de voluntariado, para después anunciarlas por Twitter. Antes de convocar a ninguna actividad, hicimos una pequeña reunión a la que invitamos a todo aquel que quisiera participar y en el voluntariado que proponíamos. En esta reunión, hicimos un sondeo entre toda la gente que vino, la pregunta era: ¿cómo te gustaría hacer voluntariado? Les propusimos un voluntariado con niños, otro con ancianos, participar en un comedor social y el bocata solidario. 

Y los bocatas solidarios triunfaron… ¿en qué consiste?

Así es. Desde entonces es lo que hemos hecho. Todos los jueves a las ocho, en la puerta de la capilla nos encontramos con la gente que ese día quiere participar. Unos hacen los bocatas, otros los traen ya hechos, hablamos un poco y comentamos qué tal fue la vez anterior. Mucha gente repite todas las semanas y lo mejor: siempre hay gente nueva a la que conocer. Después de este pequeño rato de conocernos un poco, nos organizamos por grupos y repartimos las rutas. Sí, repartimos bocatas, pero vamos haciendo amigos por las calles de Madrid.

Desde Peces de la ETSAM, ¿qué podéis aportar al mundo?

Nuestro granito de arena y, aunque no lo parezca, conseguimos mucho. Hacer que tu hermano, que está en la calle, sonría porque le vayas a ver es algo increíble. A mí, personalmente, la idea del bocata solidario no me atraía demasiado, sin embargo, una vez que fui, decidí que no podía dejar de hacerlo. Mucha gente pensará que es una tontería, que parece que nos reímos de los pobres al ir a hablar con ellos, nosotros, gente que no ha pasado hambre nunca, que con un bocata no les solucionamos nada o que algún día nos robarán o nos harán algo peor, muchas de estas cosas las pensaba yo… Pero tras la experiencia, he de decir que eso no es cierto.

Puede que a veces me siga pareciendo una locura ir con ir con mi novio y tres amigos más caminando por las calles más recónditas de Madrid, buscando a alguien que duerma en la calle. Pero todas esas ideas y pensamientos se me quitaron, porque me sonrieron, me dieron las gracias por ir a verles y con ello descubrí que se habían sentido queridos por mí, que simplemente por sentarme a su lado y escuchar lo que su corazón quería decir en ese momento, esa noche para ellos fue un poco más feliz. Creo que nuestra tarea en el mundo es querer a todo aquel que tenemos al lado, y ellos lo necesitan más que nadie. Porque al fin y al cabo, son nuestros hermanos.