Los soldados de Herodes

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Del blog «Se llenaron de inmensa alegría» del Padre Antonio María Domenech:

En este día de los Santos Inocentes, nos toca afrontar un tema bastante difícil, ¿Cómo se puede hablar en público sobre un tema tan doloroso como es el aborto? No pretendo que nadie se ofenda, pero tampoco puedo dejar de dar la doctrina necesaria para entender la gravedad de todo lo que ocurre en torno al gran pecado del aborto. Primero vamos a hablar de cifras; en el año 2017 fueron abortados en España 94123 chiquillos, en el 2016 fueron mil menos. Se han dedicado 34 millones de euros a financiar el crimen del aborto, mientras que sólo se han destinado 3,6 a ayudar a las madres embarazadas para que tengan sus hijos cuando tienen dificultades para ello. ¿Se puede llegar a entender esta situación desde un prisma meramente humano? ¿Cómo plantear este tema sin hacer daño a aquella madre que ha pasado por ello porque nadie le ha ayudado?

Cuando era diacono fui a casar a un buen amigo mío, estando en el aperitivo una niña se acercó a mí, me estiró de la sotana y me dijo: “ven, mi mamá quiere hablar contigo”. Allí estaba, era una chica joven, con más hijos, que necesitaba hablar, necesitaba contar que había tenido que abortar y que aquel sufrimiento no la dejaba vivir desde entonces. Mujer, a ti que has pasado por ello o que lo estás pasando te digo: Jesús perdona tu pecado y además de perdonarlo lo olvida, ya no existe, pero es necesario que te perdones tú también, de lo contrario no podrás vivir. La Misericordia hay que vivirla y hay que transmitirla y el primer trasmisor somos nosotros mismos, por ello si has podido acudir al sacramento de la penitencia confía en su perdón, confía en que ese pecado ya no existe ¡perdónate! Si no lo has hecho no dudes en hacerlo. Antes solo podían absolver este pecado unos sacerdotes específicos, después del año de la misericordia, ya todos los sacerdotes pueden hacerlo. Ten valor, da el primer paso y Dios hará el resto.

Me encuentro muchas veces que, al hablar de este tema, todo el mundo opina, pero hay muy pocas personas que conozcan a alguien que haya pasado por ello. Dios ha puesto en mi camino a varias mujeres que, o lo han pasado o están dudando en si hacerlo o no. No conozco a ninguna que se enorgullezca de haberlo hecho y la causa primera siempre ha sido la soledad, el abandono y el miedo. Con el aborto, los médicos se enriquecen, los políticos más y, en el fondo, todos luchan contra Dios creador de la vida. Ese es el fin de las organizaciones abortistas: enriquecerse y luchar contra Dios.

Para profundizar más sobre este tema os aconsejo el libro de Roberto Esteban Duque “La primacía de la persona”. Trata el tema del aborto desde el prisma bioético y se pregunta si en algún caso podría ser moral la interrupción del embarazo. Debemos tener claro que desde el primer momento de la fecundación, los dos gametos de los padres forman una nueva entidad biológica, es decir llamamos embrión al ser humano en la fase inicial de su existencia, es un nuevo individuo. Y si tenemos claro que es una persona, vamos a tratar sobre si recae sobre la madre la responsabilidad de decidir si sigue o no con el embarazo. Es una persona y ha de ser valorado como tal, no puede decidir otro si debe vivir o no. Muchas veces se dice qué hacemos si la madre ha sido violada y se queda embarazada. Lo que hay que hacer es luchar contra las violaciones, con formación o con penas de cárcel, pero lo que está claro es que el niño concebido no tiene la culpa. Otro tema muy interesante es saber cómo actuar cuando se confrontan la salud de la madre y el feto, nunca será lícito elegir salvar a la madre quitándole la vida al hijo. Siempre se debe actuar intentando salvar a los dos y si, en ese intento muere uno de los dos, pensar que se ha hecho lo que se ha podido y Dios así lo ha querido.

Cambiando de tema, pero dentro del mismo marco de la fiesta de los Santos Inocentes, también me gustaría hablar de la obediencia. Se dice “el que obedece no se equivoca” ¿de verdad? Entonces los soldados ¿no se equivocaron al obedecer a Herodes? Yo creo que sí, ellos le tendrían que haber dicho “somos soldados no criminales” por lo tanto no les servirá el día del juicio decir “lo hice porque lo dijo Herodes”. En nuestro día a día, debemos tener muy en cuenta esto. Hay personas que viven “bajo el amparo de la obediencia” y resulta que nos olvidamos que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. No podemos actuar, ni dejar de actuar conforme a la Ley de Dios por la comodidad de estar haciendo lo que me mandan. Aquellos que nos mandan no nos acompañarán al juicio ante Dios. Esto es más común de lo que nos pensamos, sobre todo en los religiosos. En el caso de que no estemos seguros de que lo que nos mandan es conforme a la Voluntad de Dios, lo que hay que hacer es preguntar al superior siguiente. Esto en cuanto al que obedece, pero en cuanto al que manda hay que decir que no tienen pleno dominio de la persona, hay decisiones que sólo podrá tomar la persona y el superior se tendrá que contentar con darle consejo si lo pide. No se debe vivir la obediencia por comodidad, ni el superior debe creerse dueño y señor del súbdito. Es un tema muy extenso, sobre el cual pude hacer la tesis doctoral, por ello os invito a “pasear por el blog” y buscar los artículos relacionados con este tema.

Que la Virgen de Guadalupe que se apareció en estado de Buena Esperanza a Juan Diego, nos ilumine para que hagamos siempre lo que más le gusta a Jesús. Aquí te dejo el programa de Radio María completo: http://www.radiomariapodcast.es/programa/238/moral-de-cada-dia