«Contigo pan y cebolla». La boda celebrada por el Papa en 15 minutos.

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“¿Quieren seguir juntos?”, preguntó el Papa. “¡Sí, claro!”, respondió Omar. “¿Estás seguro?”, cuestionó, casi en broma, Noelia. Pero inmediatamente ella también dio su consenso. Entonces Francisco, concentrado y con los ojos cerrados, bendijo al matrimonio Caballero-Franco. Todo ocurrió la mañana de este miércoles 19 de septiembre, en la Casa Santa Marta del Vaticano. Estos uruguayos cumplieron su sueño de ser unidos por el pontífice. “Y un día… el Papa que habla tu idioma te casa en privado ante los ojos de tus hijas. Sin palabras”, exclamó Franco.

Primero, Francisco invitó a los esposos a pedir perdón por los pecados, por “los problemas y las rabietas” de su vida juntos. Pero también los llamó a dar gracias a Dios por “una familia con tantos frutos” que, aseguró, “son los signos del señor”. Después les solicitó tomarse de las manos y les cuestionó: “¿Quieren seguir juntos?”. Cuando ellos dijeron que sí, bromeó dirigiéndose a los hijos: “¡Aprendan ustedes, ehh!”.

Omar y Noelia se casaron hace 24 años por lo civil. Ellos, reconocen, no eran muy practicantes. De formación cristiana, a la Iglesia “no le daban bolilla”. Pero gracias al agua bendita procedente del Vaticano, que les había traído unos amigos, su hija pequeña, enferma, empezó a curarse. “Enseguida que empezamos a ponérselas, la nena tuvo una recuperación inexplicable y se salvó”, agregó Franco. Aquel episodio marcó a todos profundamente, y decidieron que debían agradecer por la gracia recibida. Así madre e hija viajaron a Roma y trajeron más agua bendita.

“Creo que si uno tiene un testimonio de fe, debe compartir eso con los demás. A todas las personas que les llevamos esa agua bendecida tuvieron una experiencia increíble: una periodista amiga no podía quedar embarazada y quedó, uno de mis mejores amigos tenía un problema con su hija desde antes que naciera y se solucionó, otra que luchaba contra el cáncer logró vencerlo”, siguió Noelia.

Vinimos por una bendición pero nos terminó casando. Bromeó con nosotros, fue espectacular, le dio consejo a mis hijas. Nos contó anécdotas de matrimonios de 60 años que a él le encantó ver. Al final nos dijo a los dos: ‘Voy a decir el secreto para tener un matrimonio largo y feliz: Contigo pan y cebolla’

Fuente: La Stampa