¿La santidad es inalcanzable?

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Monseñor Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y Tudela, ha escrito una carta pastoral sobre la santidad que se puede leer en la web de la Diócesis y que ha titulado: ¿La santidad es inalcanzable?

«La santidad es una experiencia tan espiritual como humana. Existe en el pensamiento de muchas personas que la santidad es inalcanzable puesto que es para gente especial y muy selectiva». Y así, el concilio Vaticano II afirma: “Todos los cristianos, de cualquier clase o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor”.

La semilla de la santidad comienza el día que fuimos bautizados y, si la regamos bien, irá creciendo con el pasar del tiempo. La vida tiene muchos momentos en los que se puede ir desarrollando la experiencia de la santidad, puesto que la fuerza de la misma es la caridad que se muestra en el amor a Dios y al prójimo.

«La santidad no se consigue con el voluntarismo o con cerrar los puños como quien deseara conquistarla con la propia fuerza. Es importante que haya una disposición o preparación para acoger la gracia que, para ser santos, se requiere. La gracia divina es necesaria para suscitar y sostener nuestra apertura a la justificación mediante la fe y a la santificación mediante la caridad. “Dios completa en nosotros lo que el mismo comenzó, porque él, por su acción, comienza haciendo que nosotros queramos; y termina cooperando con nuestra voluntad ya convertida” (San Agustín, grat. 17). La santidad se va consiguiendo estando muy cercano a la Palabra de Dios que nos indica cómo se ha de vivir e ir a la fuente de la santidad que son los Sacramentos (el paso de Dios que nos alimenta y purifica en nuestra vida). Sin Dios y sin su Amor no se puede llegar a la santidad.»

«La santidad es posible, solamente se requiere poner las bases sencillas que a ella lleva. “Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo, para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio al prójimo. Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen, y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos” (LG 40). De esta forma insiste el Concilio Vaticano II y así lo expresa para que nadie se sienta fuera de este camino de santificación. La santidad se alcanza si ponemos los medios. Cualquier realidad humana posible se consigue cuando hay interés y ganas. No se consigue si no se lucha».

En este enlace de la Iglesia de Navarra puedes leer esta carta completa