La Iglesia es joven y…futbolera

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Muchos son los caminos que se nos pasan por la cabeza sobre nuestro futuro, pero seguro que a muy pocos la vida consagrada o religiosa, en muchos casos casi todos los sacerdotes, religiosos y religiosas tuvieron otras expectativas, pero siempre la fuerza de Amor de Dios supera otro camino. Es el caso de Marcos Torres, un joven sacerdote que pasó por diferentes etapas hasta que se decantó por el sacerdocio, algunas de estas etapas fueron la vida política o también presidente de un club deportivo en el que su mejor frase es «la Fe consigue ascensos´´.

En cuanto a la vida política cuenta:«Me apasionaba la política. Ya de antes conocía al alcalde, él fue seminarista. Habló conmigo y me propuso meterme en política. Me fui para Santiago,donde tenía muchas posibilidades de convertirme en diputado. También mi alcalde me ofreció ser concejal, pero renuncié a todo: a un sueldo, a una posición social, a la fama, a la comodidad todo por seguir a Jesús… y no echo de menos la otra vida porque estoy convencido de que elegí lo mejor»

Respecto al deporte, el club deportivo de Lalín ha seguido en pie gracias a este comprometido sacerdote que a pesar de su falta de tiempo por su ajetreada rutina, dejó un poco de espacio para sacarlo adelante;»No estoy aquí por mi valía, sino por necesidad y amor a la institución», aunque esto del futbol le viene desde hace un tiempo, ya que ha estado en las categorías base del Lalín, ha ejercido como arbitro hasta finalmente llegar a la presidencia.

En él se destaca su entrega total a la Iglesia, actualmente es administrador parroquial de Santa María das Dores de Lalín. Además, el joven sacerdote tiene a su cargo las feligresías de San Miguel de Bendoiro, Santa María de Donramiro, Santa Baia de Donsión, San Miguel de Goiás, San Martiño de Prado, San Román da Veiga y Santa María de Xaxán, todo un sacrificio para una Iglesia que escasea de vocaciones.De esta manera, el joven párroco lalinense pasó a llevar un total de ocho iglesias pero reconoce que no tiene otra aspiración que no sea «servir a la iglesia».

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Otro caso de vida consagrada en el fútbol es el de Chase Hilgenbrinck, otro joven apasionado del fútbol que decidió seguir a Cristo mediante el sacerdocio.

Desde pequeño tuvo unas raices cristianas, sus padres solían asistir a Misa todos los domingos, a la cual él junto con su hermano los acompañaban. Ambos jugaban fútbol desde pequeños pero Chase era mejor y de hecho llegó a estar en la selección nacional sub17 de Estados Unidos.Cuando llegó a la Universidad de Clemson, Chase siguió jugando fútbol y no dejó de lado poner por obra su fe. Una muchacha y un sacerdote le preguntaron si alguna vez había considerado servir por completo a Dios, él pensaba en el fondo que ese tema no iba con él. Le gustaba mucho ayudar a los demás y dar buenos consejos, asimismo, una vez ganó un premio que invirtió en comprar artículos deportivos y donarlos a una escuela pobre. Muchos eran los amigos que se acercaban a él para pedirle un consejo.

Hilgenbrinck mantuvo su relación con la Iglesia, gracias a los sacramentos de la confesión y la Eucaristía, junto con la oración fue fortaleciendo su relación con Cristo y también sus temores por la vida religiosa fueron decayendo. Después de mucho instigarse en su cabeza, Chase decidió su vocación ayudado de un sacerdote. En un principio no quiso decirle nada a sus familiares pero con el paso del tiempo se decantó y empezó el proceso de formación en el seminario.

Hoy en día es sacerdote y sigue dando muchos consejos, sobre todo a los jóvenes que no tienen clara su relación con cristo, algunos consejos son;“Cuando juegas fútbol tienes que mejorar cada día. Es lo mismo con la fe. Tienes que mejorar cada día más y buscar las oportunidades para profundizar tu relación con Cristo”.

Chase Hilgenbrinck es el mejor ejemplo de cómo la fe puede llevarte a superar el fracaso y encontrar la realización, tanto en el campo como en el terreno de los sueños y los anhelos, destacamos otro de sus consejos:»Muchos de mis amigos se preguntaban por qué Dios «me apartó del futbol», y lo que haría sin él. Quiero recordarles que nuestro Señor no reniega de los dones que él nos ha dado, sino que nos pide que los utilicemos de una manera diferente. En vez de ser un jugador en un equipo, ahora entreno, dirijo y soy capitán de nuestro equipo de futbol del seminario, que juega en un torneo anual contra otros seminarios en la costa este; sirvo como capellán del equipo de futbol Mount St. Mary de Primera División, y a menudo me piden que dé charlas a los jóvenes atletas sobre la naturaleza complementaria de los deportes y la fe».

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