Aprovechando el reciente estreno de la película «Elvis», Aleteia hace un análisis del personaje comparando esta versión con otra que se hizo en 1979
En la de ahora, nos presenta a un joven que lleva dentro a un genio y que encuentra su plena libertad sólo en aquellos momentos en los que canta y baila. Es Parker, su manager, quien dirige los hilos y nos presenta una versión del asunto que las propias imágenes contradicen: está lo que Parker nos cuenta y lo que Elvis nos revela, es decir, a un hombre que se va quemando mediante sus decisiones y que sufre y se atormenta. Parker es, también, la revisión de ese Diablo o Mefistófeles que promete a un muchacho todo cuanto quiera mientras éste le entregue su alma a cambio.
En la del 79, se nos descubre que el amor de su madre le inspira y su muerte le deja desvalido y desmoralizado. Su madre es para él es como una estrella de cine, se obstina en comprarle una casa (Graceland) con sirvientes para que viva mejor y no tenga que volver a trabajar. Le dice en una ocasión: “Eres la madre más hermosa que Dios puso en esta Tierra”. Y ella le dirá en otra ocasión: “Tu manera de cantar es un don de Dios”
Todo ello nos descubre a un personaje muy complejo, siendo ambas películas el retrato de Elvis como un joven atormentado, que creía que no había hecho suficiente, y que se quemó con su propia estela.
Fuente: Aleteia