El Papa mañana vuelve a las periferias.

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En la tarde del domingo 19 de febrero el Santo Padre Francisco volverá a la periferia romana, en esta ocasión para visitar a la comunidad de la parroquia de Santa María Josefa del Corazón de Jesús, en la homónima plaza de Castelverde de Lunghezza, en el barrio de Ponte di Nona, situado en la zona este de la periferia de la capital.

Recibirán al Pontífice el Cardenal Vicario Agostino Vallini, el Obispo Auxiliar del sector Este, Monseñor Giuseppe Marciante, el Párroco, don Francesco Rondineli y el Vice-párroco, don Luca Bazzani.

Durante su visita Francisco encontrará a los niños del catequismo, a los jóvenes, a los enfermos, a las familias y a los agentes de la Caritas de la parroquia, confesará a cuatro parroquianos y presidirá la Santa Misa. Será la décimo tercera visita del Papa Francisco a una parroquia de la diócesis de Roma, la segunda a poco después de un mes: el 15 de enero pasado había visitado la parroquia de Santa María en Setteville, en el Municipio de Guidonia.

El actual párroco, don Francesco Rondinelli, asumió su cargo 5 meses atrás. “Todo párroco sueña que su comunidad reciba la visita del Santo Padre pero no lo hubiera esperado jamás, me parecía un deseo imposible de realizar, mucho menos a pocos meses de mi nombramiento – explica don Francesco. Cuando el cardenal Vallini me llamó, me comenzaron a temblar las piernas y sentí una alegría difícil de expresar con palabras”.

Santa Josefa del Corazón de Jesús es una iglesia de construcción reciente dedicada a María Josefa Sancho de Guerra, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús de la Caridad, canonizada por San Juan Pablo II el 1° de octubre del 2000.

Esta misma iglesia fue visitada por San Juan Pablo II en el 2001: allí el Pontífice celebró la misa y donó a la parroquia un valioso crucifijo que hoy domina sobre el altar y una pintura que representa a La Piedad. La parroquia se encuentra en el corazón del barrio, a dos pasos del Centro Comercial Roma Est y entre dos alas de edificios populares, todos pintados con diversos colores. De las 6.500 familias que habitan en el barrio, la mayor compuesta por jóvenes con niños pequeños, un tercio vive en las casas populares.

Son poco más de 200 los niños del catequismo que frecuentan asiduamente la parroquia, dotada de campos de futbol y básquet. Además, cuenta con un Centro Caritas donde una veintena de voluntarios de “manera encomiable” distribuyen víveres a más de 200 familias. “La tasa de pobreza es muy alta en el barrio – asegura el párroco – no hay trabajo y nosotros hacemos todo lo posible”.