«Dios sabe cómo hace las cosas»

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Cuando Dios nos  llama a una vocación concreta podemos darle la espalda o «tirarnos a la piscina» como ha hecho Marta. La revista Ecclesia Digital publica una entrevista a esta joven catalana de 29 años.

Marta siempre tuvo fe y una inquietud que no sabía muy bien cómo enfocar. Es licenciada en Derecho, estaba preparando oposiciones a juez pero, en un respiro que se dió, intentó descubrir qué quería Dios de ella haciendo un voluntariado de un mes en Kazajstán. Allí se encontró en un convento con tres monjas jóvenes y con algo más, porque vio más claro que Dios la llamaba.

«La última semana en Kazajstán yo solo lloraba. Y no lloraba de pena, no era un llorar de tristeza, era un llorar de impresión, de sentir a Dios como muy cerca y de… de ser consciente de que antes o después a esa inquietud me tenía que enfrentar. Pero no tenía narices, la palabra era, “no me daba la gana”»

«Volviendo de mi voluntariado yo estaba dispuesta a buscar trabajo, pero ahí empieza un malestar personal al ser consciente de que le estaba dando la espalda a Él, de forma directa; y a mi felicidad, a mi tranquilidad de forma indirecta. Y uno vence el miedo cuando se da cuenta de que es inútil y ridículo huir de Dios, ¿no? Porque Dios no puede querer para nosotros nada que no vaya a hacernos felices. Es decir, lo que Dios quiere para nosotros no puede ser malo. Igual es difícil, igual es costoso, igual supone sacrificio, pero eso genera mucho bien, ¿no? Dios, al final de todo, siempre pretende el bien a pesar de la dificultad.

Su proceso te lo cuenta ella mejor en este enlace de Ecclesia Digital que te recomiendo que leas entero porque es un testimonio muy bonito.