El Cristo de los toreros está en Jaén

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El pasado sábado, la iglesia de San Bartolomé en Jaén fue testigo de la continuación de una profunda tradición taurina. Previo a su paseíllo en la plaza, los toreros, ataviados con sus trajes de luces, buscaron la protección del Santísimo Cristo de la Expiración. Este rito, con casi un siglo de historia, fue reavivado por el novillero jiennense David Moral Moraleño, quien encendió una vela a los pies de la imagen.

La génesis de este vínculo se remonta al 15 de agosto de 1923, cuando el novillero sevillano Antonio Postigo «El Señorito» sufrió una grave cornada en la antigua plaza de toros de Jaén, falleciendo un mes después. Su cuerpo fue velado a los pies del Cristo de la Expiración, mientras una vela ardía sin cesar en San Bartolomé rogando por su vida. Este trágico suceso marcó profundamente al escritor e investigador jiennense Rafael Ortega y Sagrista, quien, de forma oficiosa, comenzó a referirse a la imagen como el «Cristo de los Toreros de Jaén».

Esta denominación ha perdurado hasta hoy, ya que numerosos toreros jiennenses han sido devotos del Cristo. La costumbre de encender una vela antes de cada festejo taurino fue retomada por el matador Manuel Cruz «Morenito de Jaén». Más recientemente, esta tradición se ha consolidado con la alternativa de Marcos Linares en octubre de 2023, manteniéndose en todas las corridas celebradas en la capital. Además, el Círculo Cultural Taurino de Jaén, reconociendo este histórico lazo, realiza una ofrenda floral al Cristo cada Jueves Santo.

Gran parte de la pervivencia de este rito se debe al joven aficionado Alejandro Pérez Aranda, quien asiduamente enciende la vela en cada tarde de toros. Él también ha impulsado una «oración torera» impresa en estampitas, entregada a los diestros actuantes.

Fuente: Jaén taurino