La vida de Philip Mulryne, exfutbolista norirlandés con una destacada trayectoria en clubes como el Manchester United y el Norwich City, tomó un giro inesperado y profundo: la ordenación como sacerdote de la Iglesia Católica. Esta extraordinaria transformación representa el paso de una existencia marcada por el glamour del fútbol de élite a la introspección y el servicio de la vida monástica.
Tras retirarse en 2008, Mulryne inició un camino espiritual impulsado por una creciente insatisfacción con el estilo de vida del futbolista profesional. Aunque disfrutó de notables éxitos, incluyendo su debut en la Premier League con figuras como David Beckham y Paul Scholes, y más de 150 apariciones con el Norwich City, confesó sentir «una especie de vacío» a pesar de las aparentes ventajas de su profesión.
Su desilusión lo llevó a explorar su fe católica, comenzando con voluntariado en un refugio para personas sin hogar y culminando en su ingreso al Pontificio Colegio Irlandés en Roma en 2009. Allí se formó en filosofía y teología antes de tomar votos solemnes en la Orden Dominicana. Mulryne ha encontrado similitudes sorprendentes entre su antigua y nueva vida, comparando la interdependencia y disciplina del monasterio con los valores aprendidos en el Manchester United. Incluso la relación con su superior monástico la equipara a la de un entrenador.
A sus 47 años, el exfutbolista vive plenamente una vida que conecta sacrificio, disciplina y trabajo en equipo, encontrando en esta vocación religiosa un sentido de satisfacción constante y un propósito más significativo que el que experimentó en los campos de fútbol. Su historia es un testimonio de la búsqueda de plenitud y el descubrimiento de un nuevo rumbo vital.
Fuente: Infobae