Andreas Kersten, un farmacéutico berlinés y expropietario de la farmacia Undine, ha solicitado formalmente la retirada de su Approbation, la licencia estatal que le permitía ejercer en Alemania. Esta decisión se produce tras un controvertido fallo de un tribunal superior que, si bien lo absolvió de mala praxis, sentenció que los farmacéuticos no tienen derecho a negarse a dispensar medicamentos autorizados por objeción de conciencia.
Kersten explicó que continuar en la profesión sería traicionar sus principios. «No puedo vender la llamada ‘píldora del día después’ porque podría poner fin a una vida humana. Por eso me veo obligado a renunciar a mi licencia», declaró.
El caso de Kersten se remonta a 2019, cuando la Cámara de Farmacéuticos de Berlín inició un procedimiento disciplinario en su contra por negarse a vender el controvertido fármaco. Aunque una primera instancia judicial en noviembre de 2019 reconoció su derecho a invocar la libertad de conciencia, la Cámara apeló, extendiendo el litigio durante años.
El fallo definitivo de junio de 2024 ratificó la absolución de Kersten, pero su motivación ha generado una fuerte polémica. El tribunal dictaminó que la libertad de conciencia debe ceder ante el deber de dispensación de medicamentos legalmente autorizados, sugiriendo que un farmacéutico con objeciones debería abandonar la profesión.
Felix Böllmann, director jurídico de ADF International, que apoyó a Kersten, criticó duramente la sentencia, calificándola de «incompatible con un Estado de derecho que protege tanto la libertad de conciencia como la libertad profesional». La decisión de Kersten subraya el creciente debate sobre la objeción de conciencia en el ámbito sanitario.
Fuente: Infocatólica