Joaquín Echeverría habla de la santidad de su hijo

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El proceso de canonización de Ignacio Echeverría, el héroe del monopatín como lo llaman algunos, está en este momento en fase previa, de recogida de testimonios para probar una vida vertebrada por la fe y la fama de santidad. Esto lo está haciendo su familia a través de una asociación aprobada en el Arzobispado de Madrid.

La Revista Centinela ha entrevistado a Joaquín, padre de Ignacio, al que todavía le tiembla la voz cuando habla de su hijo.

«Que lo reconozcan como santo no hace mejor a mi hijo, ni engrandece lo que hizo; simplemente da visibilidad a una vida ejemplar y a una muerte aún más ejemplar. Estoy contento porque su muerte ha sido útil y espero que lo siga siendo, por eso la canonización es una buena forma de mantener ese legado.»

Describe a su hijo como una persona con mucha ilusión por la vida, con gran tesón y empeño por hacer las cosas bien. «Ignacio fue un hombre generoso, porque al ver el atentado decidió acudir y ayudar a las víctimas en vez de correr. Sabía que eso significaba la muerte y aún así fue».

Ignacio nació en un familia católica. Como todos sus hermanos recibió los Sacramentos e iban a Misa los domingos. «Creo que Ignacio era el más devoto de todos nosotros. Incorporó lo mejor de todo lo que recibió. Era muy comprometido»

«Creo que es imposible ser santo sin ser valiente. Ahora bien, a pesar de su valentía, su acto fue de bondad. Más que valentía, que es propia de los héroes, destaco en Ignacio la generosidad, que es de los santos.»

Tras su muerte ha descubierto cosas que desconocía como que era catequista en Londres, cómo ayudaba y se volcaba con los demás. Amigos suyos le han contado multitud anécdotas que prueban su bondad y generosidad.

Puedes leer la entrevista completa en la Revista Centinela