El Papa León XIV emprendió su primer viaje apostólico internacional con destino a Turquía y Líbano. Este histórico periplo fue definido por Su Santidad como un mensaje urgente de unidad, armonía y paz para el mundo entero.
A bordo del avión, el Pontífice dirigió un saludo en inglés a los 81 periodistas, a quienes agradeció por su servicio. Visiblemente emocionado, destacó que el viaje poseía un doble significado. En primer lugar, la escala en Turquía estaba centrada en la unidad cristiana, con el objetivo de conmemorar los 1.700 años del Concilio de Nicea.
En segundo lugar, su visita al Líbano buscaba llevar consuelo a una población marcada por las crisis y las guerras, implorando una paz más necesaria que nunca para Oriente Medio. El Papa hizo hincapié en la necesidad de «caminar juntos», subrayando que, más allá de las diferencias de credo, «todos somos hermanos y hermanas».
Durante el tradicional saludo individual, el Papa León XIV recibió numerosos obsequios y compartió momentos personales. La decana de los vaticanistas, Valentina Alarzraki, le regaló un icono de la Virgen de Guadalupe, dándole la bienvenida con la conocida frase: «¡Ahora el león es usted!». Entre los regalos más curiosos, recibió artículos de los White Sox de Chicago, su equipo de béisbol, y el escudo heráldico que confirmó sus raíces ancestrales en Isla, Cantabria, suscitando la pregunta sobre una futura visita a España.
Un momento de especial sensibilidad fue la recepción de una carta de Ignacio Gonzálvez, un adolescente gravemente enfermo ingresado en el Hospital Bambino Gesù, mostrando el conocimiento del Pontífice sobre su estado.
El viaje de León XIV, por lo tanto, se configura como un acto de diplomacia espiritual, llevando la celebración de la fe histórica (Nicea) y la proclamación de la fraternidad a una región vital para la estabilidad global, reafirmando el papel de la Santa Sede como promotora incansable de la concordia universal.
Fuente: Vatican News







