El Príncipe Alberto II de Mónaco ha detenido en seco la propuesta de ley que buscaba liberalizar el aborto. La medida, que había sido aprobada por el Consejo Nacional el pasado mes de mayo, no entrará en vigor, manteniendo así la estricta legislación vigente.
El proyecto vetado pretendía un cambio significativo: autorizar el aborto hasta las 12 semanas de gestación, con una extensión a 16 semanas en casos de agresión sexual. Además, buscaba dar mayor autonomía a las menores, rebajando de 18 a 15 años la edad para decidir abortar sin consentimiento parental.
Con la negativa del Soberano, Mónaco mantiene su actual marco normativo de 2009. Dicha ley es una de las más restrictivas de Europa, ya que solo permite la interrupción del embarazo en tres supuestos muy concretos y delimitados: violación, riesgo mortal para la madre y malformaciones fetales graves.
La decisión de Alberto II se fundamenta en la tradición y la religión. El Príncipe declaró al diario Monaco-Matin que el marco actual «respeta lo que somos en función del lugar que ocupa la religión católica» en el país. Esta justificación se apoya en que la Constitución reconoce al catolicismo como religión de Estado, y en que, según el censo de 2024, el 90,7 % de sus 38.423 habitantes se identifican como católicos. El veto reafirma el compromiso de Mónaco con sus raíces conservadoras y religiosas.
Fuente: El Debate







