Por qué es inmoral la Fecundación In Vitro

Matrimonio, Noviazgo

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Según un estudio del International Committee Monitoring Assisted Reproductive Technologies (ICMART), entre 1978 y 2018 nacieron más de 13 millones de bebés por Fecundación in vitro (FIV) en todo el mundo. Considerando los años posteriores, hasta el 2025, se estima que la fecha se acerca a los 17 millones de bebés. En España, por ejemplo, esto supone un 12% de los nacidos en un año.

Son datos realmente impactantes. Los motivos que llevan al uso de esta técnica son varios, pero el principal es de infertilidad. Es decir, cuando no se ha logrado el embarazo de manera natural, sin importar cómo vaya a ser concebido ese hijo. Solo importa el amor que vaya a recibir.

Con este artículo quisiera ahondar en por qué la Iglesia Católica considera éticamente ilícita la FIV. Esta postura ha de ser bien comprendida, más aún por un católico, antes de juzgar a la Iglesia como demasiado estricta o retrógrada. Existe una frase muy consolidada en la bioética actual que dice que no todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable.

¿De qué estamos hablando?

Lo primero, quisiera explicar un poco en qué consiste una FIV, de manera muy sencilla, para entender mejor.

La FIV es una de las técnicas de reproducción asistida más conocidas. Supone un proceso de varios pasos:

  • La estimulación ovárica: se administran medicamentos hormonales para que la mujer produzca varios óvulos en un ciclo. Tengamos en cuenta que de forma natural en cada ciclo se libera un óvulo, a veces dos.
  • La extracción de los óvulos.
  • La obtención del esperma, de la pareja o de un donante.
  • La fecundación fuera del cuerpo de la mujer, en el laboratorio: los óvulos se juntan con los espermatozoides. Existe una técnica derivada de la FIV, y mayormente utilizada, llamada ICSI, inyección intracitoplasmática de espermatozoides, en la que se inyecta directamente un solo espermatozoide dentro del óvulo.
  • El cultivo de embriones, vidas humanas, durante diez días aproximadamente en una incubadora. El número dependerá de los óvulos previamente obtenidos.
  • La transferencia embrionaria: se coloca uno o varios embriones en el útero de la mujer para que continúe su desarrollo.
  • Al cabo de pocos días se realiza una prueba de embarazo.

¿La Iglesia qué nos dice al respecto?

La Iglesia Católica explica por qué es inmoral la FIV en el documento Donum Vitae (Instrucción Donum vitae, 22-febr.-1987), de manera bastante clara. Os animo a leerlo con calma.

Resumo las razones:

  1. Se separan los fines unitivo y procreativo, de por sí inseparables y esenciales del acto conyugal. En una FIV no hay encuentro íntimo de los cónyuges, sino que la vida comienza en un laboratorio.
  2. Implica la destrucción de embriones. Toda vida merece respeto, de principio a fin. Sabemos, por estudios embriológicos, que la vida de una persona comienza desde su concepción, cuando es zigoto, en su primer estadío embrionario fruto de la unión de un óvulo y un espermatozoide en la trompa de Falopio. La FIV supone la obtención de varios embriones para su posterior selección, descarte o congelación, lo que significa destruir vidas humanas. Incluso si todos los embriones se implantaran, hecho bastante lejano de la realidad, la manipulación de una persona en sus primeras etapas ya supone un problema.
  3. Cosifica al hijo. Toda persona tiene una dignidad inherente, lo que conlleva a no deber ser considerada en ninguna situación como un producto de la técnica, ni siquiera como un derecho de alguien. En este caso, la FIV corre el riesgo de precisamente convertir a un hijo deseado en una fabricación de laboratorio. Ojo, no estoy diciendo que los padres hayan de dejar de desear un hijo que no logran concebir. Simplemente hemos de considerar que un hijo es un don, fruto natural del amor de los esposos.

¿Daños colaterales existen?

Por otro lado y sin extenderme, habría que considerar también los efectos colaterales o consecuencias que tienen lugar a raíz de la FIV:

  1. a nivel médico (síndrome de hiperestimulación ovárica, riesgo de parto prematuro, riesgos genéticos y malformaciones, abortos espontáneos);
  2. a nivel emocional (estrés, ansiedad, depresión, desgaste en la relación de pareja y duelo por los embriones perdidos); y
  3. a nivel económico y social (no siempre la sanidad pública cubre los elevados gastos de una FIV, y se acaba tratando la maternidad como un negocio).

La Iglesia reconoce el dolor de los esposos que no pueden concebir, y recomienda acudir a vías lícitas para ayudar a solucionar un posible problema de fertilidad, sin que ello suponga sustituir el acto conyugal.

¿Y entonces? ¿Hay alternativa?

Un camino claro es la medicina restaurativa de la fertilidad, que en muchos países cobra el nombre de Naprotechnology. Muchas personas desconocen que la eficacia de la medicina restaurativa (>60% de niños nacidos) triplica a la de la FIV, además de tener la gran ventaja de la búsqueda de la sanación del cuerpo.

La Iglesia anima a sus fieles a apoyarse unos a otros, a crear comunidades que acompañen y apoyen en el sufrimiento de la infertilidad. Es posible que haya muchos matrimonios católicos que no entiendan la postura de la Iglesia, o que se vean incapaces de soportar la cruz que les ha tocado. Necesitan saber que no están solos y buscar en su corazón el para qué están llamados.

A veces descubren el camino de la adopción, no siempre, de hecho, adoptar no debería considerarse como un plan B, sino como una llamada vocacional en el matrimonio, y, sobre todo, descubren su fecundidad en proyectos sociales de ayuda a otros.

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Para terminar, es importante tener claro que la Iglesia Católica rechaza la FIV por todos los motivos descritos anteriormente. Es decir, la postura crítica se dirige únicamente al procedimiento. En cualquier caso, la Iglesia reconoce incondicionalmente la dignidad del hijo.

No rechaza ni discrimina a los niños nacidos in vitro, ya que todo ser humano tiene la misma dignidad y valor. Recomiendo leer también el documento Dignitas Personae Dignitas Personae – Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe en donde se afirma que los niños nacidos por cualquier técnica de reproducción asistida deben ser siempre acogidos con amor, protegidos y respetados en su condición de personas, igual que cualquier hijo concebido de manera natural, siendo todos valiosos e irrepetibles.

Eva Corujo en Ama Fuerte