El ‘Sí’ Definitivo de Sor María Rocío: De Lima a la Clausura en Badajoz

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La fe no conoce fronteras. Con solo 30 años, Sor María Rocío Rodríguez Velarde, originaria de Lima (Perú), ha sellado su vocación con la profesión solemne como monja de clausura en la Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara, conocidas popularmente como las Descalzas de Badajoz.

Esta joven llegó a España a los 19 años. El paso definitivo que ha dado es la culminación de una búsqueda espiritual que comenzó en su niñez. A los doce años, Sor María Rocío rezaba ante un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Aunque inicialmente le pedía «un novio bueno», la respuesta que sintió en su interior fue contundente: «Él era el mejor novio».

La llamada se hizo clara en la adolescencia, durante una adoración al Santísimo, donde en medio de un profundo silencio, sintió que Jesús le decía: «mi esposa».

Su camino no estuvo libre de pruebas. Una enfermedad, el hipotiroidismo, la obligó a detener su formación inicial con una comunidad de vida activa. Sin embargo, en la quietud de unos ejercicios espirituales en un monasterio benedictino, descubrió la fuerza del silencio y la contemplación. Poco después, su enfermedad «desapareció», una señal que interpretó como la confirmación de que su lugar era la clausura.

El pasado 3 de octubre vivió la que ella llama su «boda con Cristo», un «don inmenso» celebrado durante una eucaristía en Badajoz. Para Sor María Rocío, la decisión nunca fue un «dejarlo todo», sino un «encontrar»: «En el Señor lo he encontrado todo. Él es mi riqueza, mi razón de ser».

Junto a la oración, la hermana ahora aporta sus dones a la comunidad con la música litúrgica, la costura y el ganchillo. Sobre los desafíos de la vida religiosa, subraya la importancia de cultivar el silencio, pues solo así se puede escuchar la voz de Dios en un mundo lleno de ruido. A pesar de la distancia con su familia, Sor María Rocío expresa una inmensa gratitud por su vocación y por la acogida de la sociedad pacense.

Fuente: El Periódico de Extremadura