Ferrán España, de 42 años, pasó de una juventud vacía y herida por la separación de sus padres a descubrir, en la Iglesia, el Camino Neocatecumenal y peregrinaciones, como Medjugorje, el amor de Cristo que lo transformó.
Hoy, casado y padre de tres hijos, testimonia cómo incluso la enfermedad fue un regalo que fortaleció su fe y su familia.