En una conmovedora entrevista, Diane Foley, madre del periodista asesinado por el ISIS James «Jim» Foley, compartió su historia de dolor, fe y un profundo compromiso con la compasión. Sus palabras resuenan con la convicción de que incluso en la pérdida más brutal, la humanidad puede prevalecer.
Foley reveló los detalles de su extraordinario encuentro con Alexanda Kotey, uno de los asesinos de su hijo. Su objetivo no era el rencor, sino la humanización. Quería que Kotey entendiera que Jim no era solo un rehén, sino un hombre de paz, un maestro y un periodista dedicado a contar las historias del pueblo sirio. Para ella, este acto de «compasión radical» fue un milagro, un momento en el que, a pesar de la inmensa tristeza, sintió la presencia de un poder superior.
La fe ha sido el ancla de Foley a lo largo de su difícil camino. Tras el asesinato de Jim, fue el Papa Francisco quien la contactó primero, un gesto que ella describe como un regalo conmovedor. Recientemente, su audiencia con el Papa León XIV le reafirmó que la esperanza y la guía son necesarias en un mundo tan dividido.
El legado de Jim vive a través de la James W. Foley Legacy Foundation, una organización que Diane creó para abogar por la seguridad de los periodistas y el regreso de ciudadanos estadounidenses detenidos injustamente en el extranjero. Su fundación nació de la indignación por la inacción del gobierno ante el secuestro de su hijo, y ha logrado el regreso de más de 170 personas. Foley cree firmemente que de las tragedias pueden nacer cosas buenas, siempre y cuando la gente decida dar un paso al frente.
La historia de Diane Foley no es solo una crónica de dolor, sino un testimonio del poder del perdón y la misericordia. Como ella misma afirma, es una «historia de misericordia» que nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la compasión y el diálogo pueden sembrar las semillas de la paz.
Fuente: Vatican News