El Papa León XIV mantuvo un diálogo cercano y paterno con los jóvenes durante la Vigilia del Jubileo, celebrada la tarde del sábado 2 de agosto en Tor Vergata, Roma. Ante una multitud de un millón de jóvenes de todo el mundo, el Santo Padre abordó temas cruciales como la amistad, el valor de tomar decisiones y la llamada al bien, dedicando también un emotivo recuerdo a dos jóvenes fallecidas durante el jubileo.
En respuesta a una chica mexicana sobre cómo hallar amistad sincera y amor genuino, el Papa destacó la indispensabilidad de los vínculos humanos y el papel fundamental de la cultura en la comprensión de nosotros mismos y del mundo.
Advirtió sobre los peligros de las herramientas tecnológicas cuando son dominadas por lógicas comerciales, lo que puede fragmentar las relaciones. Subrayó que «solo relaciones sinceras y lazos estables hacen crecer historias de vida buena», alertando que cuando el instrumento domina al hombre, este se convierte en mercancía.
Ante la pregunta de un italiano sobre cómo encontrar el valor para decidir, el Pontífice explicó que la decisión es un acto humano fundamental que no solo implica elegir algo, sino optar por lo que deseamos llegar a ser. Animó a los jóvenes a aprender a elegir a través de las «pruebas de la vida» y a recordar que hemos sido elegidos por un amor que nos precede: el amor de Dios.
La valentía de elegir, afirmó, surge del amor divino manifestado en Cristo, quien nos enseña que el camino de realización personal es «dar la vida». En este contexto, el Papa recordó a María y Pascale, jóvenes que perdieron la vida durante el Jubileo, y pidió oraciones por ellas y por Ignacio Gonzalvez.
Finalmente, a un joven que preguntó cómo encontrar al Señor Resucitado, el Papa León XIV respondió que Jesús es el amigo que nos acompaña en la formación de la conciencia. Exhortó a los jóvenes a escuchar la palabra de Dios, reflexionar sobre sus vidas, buscar la justicia, servir a los pobres y adorar a Cristo en el Santísimo Sacramento.
Les invitó a pedir en sus oraciones: «Quédate con nosotros, Señor», reconociendo que sin Él, no pueden hacer el bien deseado. El evento concluyó con un momento de oración y adoración eucarística, y la bendición del Papa a los asistentes de las 146 naciones presentes.
Fuente: Vatican News