La española Marta Ruiz de Azcárate, destacada enfermera, escritora, conferenciante y consejera católica, ha consolidado una influyente presencia digital, sumando más de 43.000 seguidores en Instagram. Su particular don reside en la capacidad innata de acompañar la fragilidad humana y discernir el alma sin emitir juicios, una cualidad que considera fundamental para la aceptación de la vulnerabilidad inherente a la existencia humana.
Azcárate subraya que la fe católica no elude el sufrimiento. Afirma que «un católico puede llorar, puede sufrir, puede enfadarse incluso con Dios», enfatizando la importancia de no estancarse en el dolor, sino de transitar la adversidad con la fe como guía. Sostiene que quienes han experimentado el sufrimiento emergen con una «luz distinta», un mensaje que compartirá en el próximo Jubileo de los Misioneros Digitales.
La creación de su perfil en Instagram, @Cambiandoelfoco, en 2019, fue un acontecimiento casi fortuito que ella concibe como una «misión». A través de esta plataforma, asiste a individuos que atraviesan momentos de profundo dolor, como duelos, divorcios o enfermedades. El concepto de «cambiar el foco» se erige como el eje central de su propuesta; explica que la sociedad contemporánea a menudo se encuentra «enfocada hacia afuera» o hacia un «vacío interior». Su objetivo es guiar a las personas a descubrir su verdadera esencia, colaborando con un propósito trascendente y viviendo en la verdad. Diagnostica una marcada «soledad» en la sociedad, atribuible al «individualismo exacerbado» y a una autoexigencia extrema.
En su perfil, ofrece cápsulas diarias de sabiduría mediante vídeos cortos sobre gestión emocional, escucha activa, duelo, libertad interior y autenticidad. No obstante, aclara que su intención no es «vender consejos», sino «ofrecer preguntas que abran el corazón». Su labor se arraiga en su profunda fe, manifestada en la oración por cada persona a la que acompaña y en su asistencia diaria a Misa. Su metodología integra dos pilares esenciales: la inteligencia emocional y la espiritualidad.
Finalmente, Azcárate postula que los católicos poseen una «cierta ventaja» al disponer de una perspectiva trascendente y beber de la fuente divina. Sin embargo, su experiencia le ha revelado que incluso individuos no creyentes alcanzan conclusiones similares, encontrando resonancia en los preceptos de la fe. Concluye que el sufrimiento a menudo emana de la incapacidad de amarse a uno mismo y, consecuentemente, de amar al prójimo y permitirse ser amado. Una vez superado este proceso de sanación, afirma, «Dios se hace presente».
Fuente Aciprensa