Este domingo, la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona fue el escenario de una ceremonia de ordenación sacerdotal, donde seis jóvenes diocesanos y un religioso de la congregación Hijos de la Sagrada Familia fueron investidos como presbíteros. La solemne eucaristía fue presidida por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, y concelebrada por sus obispos auxiliares.
En su homilía, subrayó la esencia del ministerio sacerdotal como un «oficio de amor», instando a los recién ordenados a amar a Dios y al pueblo encomendado, incluyendo a los más distantes y desfavorecidos. Hizo hincapié en la necesidad de ser pastores solícitos, siempre en comunión con Cristo, el Buen Pastor, y de buscar incansablemente a la oveja perdida.
Asimismo, les recordó la importancia de la fraternidad y la comunión dentro del Colegio Presbiteral, destacando que la santidad radica en el respeto mutuo, el amor y el trabajo conjunto. El prelado también alertó sobre la tentación de imponer cargas en lugar de servirlas, enfatizando que el verdadero sacerdote es un compañero humilde y bondadoso.
Los nuevos sacerdotes son: Mn. Joan Piñol, Mn. Xavier Campmany, Mn. Javier Casals, Mn. David Lucena, Mn. Santiago Claret, Mn. Guillem Lisicic y Pablo Jesús Jorge Díaz, S. F.