Vocación de Antonio Gil-Delgado: Amor y Libertad

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El testimonio de Antonio Gil-Delgado, ordenado presbítero este sábado, 24 de mayo, en la catedral de la Almudena, revela un camino vocacional marcado por la libertad en la entrega total a Dios y a la Iglesia. A sus 33 años, Antonio entiende que la verdadera libertad reside en «atarse a algo por amor», reflejando el «Dios nos primerea» que el Papa Francisco destacaba.

Su vocación comenzó a gestarse incluso cuando estaba alejado de la fe, siendo un retiro de Effetá el punto de inflexión. Allí, la claridad de su llamado al sacerdocio fue ineludible, resonando en su lema: «Tú eres mi hijo amado a quien he elegido». Este mensaje divino le infunde paz y certeza, pues Dios lo quiso y llamó «en un momento de pecado», no por mérito propio, sino por amor incondicional.

A pesar de una resistencia inicial de un año a entrar al seminario, el trabajo constante de Dios en su corazón lo llevó a desear profundamente la compañía de Jesús, aceptando el sacerdocio como el medio para ello.

La Virgen María ha sido un pilar fundamental en este proceso, nunca se apartó de ella y fue su intercesión en Lourdes la que lo animó a dar su «sí» al Señor, brindándole una paz profunda. Ella también fue su consuelo en los momentos de crisis en el seminario, donde experimentó una maduración en la fe y el amor.

El amor a Jesús se erige como la base de su vocación. Antonio comprendió que sin este amor, la vida sacerdotal carecía de sentido, llevando al hastío y la pérdida de dirección. Ahora, a las puertas de su ordenación, se muestra con «mucha luz y pisando firme», dispuesto a «dar la vida aprendiendo a dar la vida» y al servicio de la diócesis con una «obediencia amorosa» a su arzobispo, el cardenal José Cobo.

Fuente: Archidiócesis de Madrid