Llega un momento en que el amor es de tal calidad que uno se convierte, con libertad, en esclavo por amor. Reconozco que al principio yo no entendía lo de ser esclavo por amor, y a la vez libre.
¿No parece un poco contradictorio?
Pero con el tiempo he comprendido que cuando el amor va creciendo en calidad, aumenta el deseo de hacer feliz a la persona amada y uno está dispuesto a sacrificar lo que haga falta. La propia felicidad consiste simplemente en hacer feliz a la persona amada, porque
«hay más alegría en dar que en recibir» (Hch 20,38).
Gran documental de la mano de Se Buscan Rebeldes con cuatro testimonios brutales de sufrimiento abrazado por amor a Cristo.