Ha sufrido mucho para llegar a la élite del tenis. De origen humilde, Bernabé Zapata, siendo niño tuvo que empezar a viajar solo para hacerse un hueco en este deporte. Pero ese esfuerzo y sacrificio le han llevado a convertirse en uno de los mejores tenistas españoles del circuito. Y en este camino han sido su fe y una peculiar historia con Dios las que le han permitido dar un sentido a este sufrimiento que, lejos de alejarle de Él, le han hecho ponerle en el centro de su vida.
Casado con Miriam, ha encontrado en su relación con Dios una fuerza extra que le ha impulsado hacia adelante en su carrera y en la vida. No tiene ningún pudor en declarase abiertamente católico y de vivir su fe en el Camino Neocatecumenal.
«La soledad ha sido mi cruz, el mayor sufrimiento que he tenido en mi vida, sobre todo de los 13 a los 21 años. Fue un sufrimiento tan grande que por mis fuerzas no podía encontrar una solución y es ahí donde el Señor fue actuando. Empecé a rezar. Empecé a experimentar que cuando iba a un torneo ya no estaba solo. Empezaba a ganar y no lo celebraba solo, decía: “El Señor está conmigo”. Llegaba a la habitación del hotel y tampoco me sentía solo»
Dios transformó esta soledad en algo glorioso, tanto que me acostumbré a viajar solo.
Pienso que el sufrimiento es bueno y necesario porque te hace crecer, aunque es cierto que te puede hacer daño. De ahí que sea importante darle un sentido.
La fe es hoy mi principal motor e intento tomar todas las decisiones en función de si es lo que quiere Dios para mi vida. Le pregunto: “Señor, ¿qué es lo que tengo que hacer ahora?”. Él me va mostrando señales y qué debo hacer.
A los jóvenes les invitaría a vivir el noviazgo en castidad, como él lo hizo, pues el matrimonio es un sacramento y hay que entender su importancia. Tienen que conocer muy bien al otro, saber si vas a ser capaz de aceptar las cosas que te molestan e incluso de amarlas para poder convivir con esa persona. Al final la vida en el matrimonio es superar el egoísmo de vivir como tú quieres.
Fuente: Revista Misión
