Vuestra tristeza se convertirá en alegría

Oración, Ser Cristo Día a Día

Ser Cristo Día a Día

Jn 16, 16-20

Dentro de un poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver.

Sus discípulos se decían unos a otros:

—¿Qué es esto que nos dice: «Dentro de un poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver», y que «voy al Padre»?

Y decían:

—¿Qué es esto que dice: «Dentro de un poco»? No sabemos a qué se refiere.

Jesús conoció que se lo querían preguntar y les dijo:

—Intentáis averiguar entre vosotros lo que he dicho: «Dentro de un poco no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y en cambio el mundo se alegrará; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

Jesús, no es posible entender nada de este pasaje del Evangelio si no tengo en cuenta que lo que dices es a unos pocos pasos de tus grandes sufrimientos aquí en la tierra: tu pasión y tu muerte. Se va acercando tu final.

Posiblemente, aquí lo que me quieres decir es que no verte te refieres a tu muerte y sepultura. Y verte de nuevo te refieres a tu resurrección. Aquí, parece que tus discípulos (con razón) no lo entienden. Quizá lo que pueden sentir ellos es lo que me puede suceder a veces. Me ocurre que me resulta difícil comprender cuál es el significado de la oscuridad que tan a menudo me veo obligado a experimentar. Y es un momento de tanta incertidumbre que no veo que haya respuesta al sufrimiento.

En mi corazón entonces reina la confusión, el miedo, el desconcierto, la duda… Cuando sufro, cuando estoy en la cruz, nunca entiendo por qué es así. Sabes bien, Jesús, que a veces me lo pregunto, : ¿cómo puedes permitir esto, y adónde me llevas en realidad? Muchas veces no encuentro respuesta. Así veo que a ti te ocurre también, Jesús. Pero Tú me enseñas que en esos momentos no debo quedarme de brazos cruzados o ser un simple rehén del razonamiento (sinsentido), sino aprender a confiar de verdad.

«¿Os preguntáis entre vosotros porque os he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis; dentro de poco me veréis’? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».


 

Jesús, el mundo al que te refieres es el mundo basado en el odio, la maldad y el egoísmo. Hay un momento en que la cruz parece la victoria aplastante del mal. Pero esta alegría está destinada a terminar. Porque hay algo que nadie sabe, y es lo inesperado de tu resurrección.

Jesús, creo que es esta fe sencilla pero a la vez tan fuerte la que animaba a los pastorcillos de Fátima. Lo tenían todo en contra, y dos de ellos murieron casi inmediatamente. Y, sin embargo, tuvieron razón al esperar y confiar en ti, Madre mía.

A mí, Señor, me falta muy a menudo esta confianza. Me falta muchas veces esta seguridad más allá de todos los porqués a los que soy incapaz de responder. La respuesta la tienes Tú. La respuesta eres Tú.

¿Cómo puedo hacer cada día para confiar más y más en Ti? ¿Cómo puedo hacer para creer y esperar de verdad en Ti, Dios mío?

Madre mía, Inmaculada… enséñame a creer como Tú crees. Enséñame a esperar como Tú siempre has esperado. Ayúdame a amar por encima de todo lo que mi Padre Dios permite porque… si así es, será porque me conviene para ser mejor hijo. ¡Que me fíe siempre! Jesús, confío en Ti.

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