«Me voy muy tranquila y feliz». Adiós a Madre Élvira

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«Madre Elvira» o «la hermana de los drogadictos», como también le llaman, murió el 3 de agosto. Fundadora de la Comunidad del Cenáculo, durante 40 años se dedicó a ayudar a más de 60.000 personas atrapadas en todo tipo de adicciones o con vidas rotas. Y muchos de ellos han abrazado la fe.

«Consumida por una vida vivida con extraordinaria generosidad e intensidad en el amor y en el servicio a los pobres y necesitados -especialmente a los jóvenes desamparados y perdidos en las adicciones- y probada en los últimos años por la Cruz, siguió hasta el final, con fe, determinación, valentía y total abandono en Dios», informa el comunicado del Cenáculo».

La comunidad acoge con paz y alegría cristiana la marcha de su fundadora, como ella misma lo pidió antes de su muerte: «Y cuando digan: `¡Elvira ha muerto!´, ustedes deben cantar, deben bailar y festejar… ¡porque estoy viva! ¡Ay de ti si dices: `Pobrecita…´! ¡No, nada de `pobrecita´! Me voy muy tranquila y feliz y canto… ¡ya estoy cantando! Delante de mí se abrirá algo inmenso… ¡la vida no muere!».

Su apostolado se extendió por todo el mundo hasta disponer actualmente de 72 casas repartidas por 19 países, asistidas por la familia religiosa del Cenáculo, las Hermanas Misioneras de la Resurrección. Allí se alojan hoy unas 3.000 personas, que además de su propia sanación y rehabilitación, presencian en su día a día «milagros eucarísticos» y abundantes conversiones, haciendo para todos ellos una realidad del lema adoptado por la religiosa: «De las tinieblas a la luz».

Fuente: Religión en Libertad