Discursazo del Papa a los jóvenes en Hungría

Noticias

Sin Autor

“Dios perdona siempre, ¡está dispuesto a levantarnos en cada caída! Con Él, por tanto, nunca debemos tener miedo de caminar y avanzar en la vida”.

Aquí tienes algunas partes del discurso que ha seleccionado Universitarios Católicos:

“Yo también les hago una pregunta y cada uno la responde en su corazón. Cuando Dios hace una pregunta hagamos silencio. Mi pregunta es: ¿Qué buscas en la vida? ¿Qué buscas en el corazón? En silencio, cada uno responde dentro de sí: ¿Qué busco yo?”

“Jesús se alegra de que alcancemos grandes metas. No nos quiere vagos y perezosos, no nos quiere callados y tímidos; nos quiere vivos, activos, protagonistas de la historia. Y nunca desprecia nuestras expectativas, sino que, al contrario, sube la barra de nuestros deseos”.

“¿Tienes una cualidad particular? Invierte en ella, ¡sin miedo! ¿Sientes en tu corazón que tienes una capacidad que puede hacer mucho bien? ¿Sientes que es hermoso amar al Señor, crear una familia numerosa, ayudar a los necesitados?”

“Ve adelante. No pienses que sean deseos inalcanzables, ¡invierte en las grandes metas de la vida! ¡Invierte en las grandes metas de la vida!”

El segundo, entrenarse. ¿Cómo? En diálogo con Jesús, que es el mejor entrenador posible. Él te escucha, te motiva, cree en ti, sabe sacar lo mejor de ti. Y siempre te invita a hacer equipo: nunca solo, sino con los demás.

“Existe la gran tentación de conformarse con un celular y algunos amigos. ¡Poca cosa, por favor! Pero, aunque eso es lo que hacen muchos, aunque eso es lo que te gustaría hacer, no hace bien. No te puedes encerrar en un grupo pequeño de amigos y encerrarte con tu celular”.

“No tengan miedo de ir contra corriente, de encontrar cada día un tiempo de silencio para hacer un alto y rezar. Hoy todo les dice que tienen que ser rápidos, eficientes, prácticamente perfectos, ¡como si fueran máquinas! ¡Pero nosotros no somos máquinas!”

“Es muy bueno poder detenerse para volver a llenar el tanque, para recargar baterías. Pero cuidado: no para sumergirse en las propias melancolías ni para estar rumiando nuestras tristezas; ni tampoco para pensar en la persona que me hizo esto o aquello, haciendo teorías sobre cómo se comportan los demás. Esto no hace bien. Es un veneno. No hace bien.

El silencio es el terreno en el cual se pueden cultivar relaciones provechosas, porque nos permite confiarle a Jesús lo que vivimos, llevarle rostros y nombres, depositar en Él nuestras angustias”.

“Rezar no es aburrido. Somos nosotros los que lo hacemos aburrido. Rezar es un encuentro con el Señor. Cuando recen, no tengan miedo de llevar a Jesús todo lo que pasa en su mundo interior: los afectos, los miedos, los problemas, las expectativas, los recuerdos, las esperanzas”.

“¿Saben cuál es el peligro de hoy? Ser una persona fingida. ¡Sean personas verdaderas! Puede que me avergüence porque mi realidad no es buena. Hablen con el Señor, que nos quiere como somos ahora. Vayan con valentía. Vayan adelante”.

“Cada uno es valioso para Jesús. Recuerden que nadie puede ocupar su lugar en la historia de la Iglesia y del mundo; nadie puede hacer lo que sólo ustedes pueden hacer. Así que ayudémonos mutuamente a creer que somos amados y valiosos, que estamos hechos para cosas grandes”.