Felices en la vida contemplativa

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El Debate ha entrevistado a tres religiosas para dar testimonio de la felicidad que puede alcanzarse en la vida contemplativa en pleno siglo XVI.

La hermana Ana Isabel de la Cruz Salguero Guerrero es artista y religiosa de la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara, muy seguida en Instagram por su cuenta @pinceladas_dedios. Explica que su arte «ha sido un descubrimiento maravilloso dentro del propio discernimiento de mi vocación y conocimiento propio de mi persona: un don de Dios maravilloso».

Sor Práxedes de San Agustín (87 años), de las Hermanas Agustinas Descalzas de la localidad valenciana de Benigánim, explica que «la felicidad se siente siguiendo cada uno su vocación. Eso solo lo sabe quién lo vive».

«Soy feliz pudiendo rezar por todos –añade–, para eso estamos aquí. Somos el corazón de la Iglesia, estamos calladitas, pero la oración, va y riega por todas partes. Jesús es muy grande: queremos amarle íntegramente, cada día más».

La madre Rocío de Jesús, superiora del convento Nuestra Señora de la Victoria de las Monjas Mínimas, situado en Daimiel (Ciudad Real), explica que entró con 27 años, un año después que su hermana, y muy apoyada por sus padres.

«Nunca he tenido dudas, soy muy feliz… Una gracia de Dios»

Fuente: El Debate