Tras hablar con un cura, cancela su eutanasia

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Una mujer tetrapléjica de Madrid, que estaba a la espera de que le aplicaran la eutanasia, decidió cambiar de planes después de mantener una conversación con un sacerdote navarro, Santiago Arellano. “No nos conocíamos pero ahora somos muy buenos amigos”, afirma este cura de 48 años que es párroco en Talavera de la Reina (Toledo).

Esta mujer sufrió hace 21 años un accidente que le provocó una lesión medular que le tiene postrada en cama con una tetraplejia y dolores por todo el cuerpo.

“Esta situación y el sufrimiento interior de soledad que arrastro hace años hizo que cayera en una gran desesperanza. Cuando se legalizó la eutanasia me volví como loca pensando que era la solución a mis males. Me quito de en medio y ya está”, relata esta mujer en una carta.

Sin embargo, la solicitud de eutanasia se vio retrasada por la objeción de conciencia del médico y los trámites para cambiar de facultativo. Fue entonces cuando un técnico de robotización que se encargaba de adaptar la vivienda le propuso hablar con un cura. A pesar de no estar muy convencida, aceptó.

Santiago Arellano admite que la idea de ir desde Toledo hasta Madrid para hablar con una señora que no conocía le pareció descabellada. “Pero si tiene ya la decisión tomada qué puedo hacer yo, le dije al técnico de robotización”, relata.

Al final fijaron una fecha y se fue a Madrid. “La verdad es que llegué sin saber muy bien qué le iba a decir, pero al final estuvimos dos horas hablando, muy a gusto. Me impresionó verla con los brazos torcidos e inmóviles”, expresa el sacerdote, que le propuso a esta mujer escribir una carta con su testimonio. Arellano ha relatado esta experiencia en un vídeo difundido en sus redes sociales.

“Santi me empezó a hablar del sentido del sufrimiento, de Jesús en la cruz. Se me abrió el cielo. Y yo, que me veía inútil e insignificante, empecé a notar el amor de Dios. Ahora quiero vivir para amar y para ayudar a otros”, relata en su carta esta mujer, que prefiere mantenerse en el anonimato.

Santiago Arellano, que se ordenó sacerdote a los 24 años, se trasladó en 2018 a Talavera de la Reina después de estar más de 15 años en Navarra. Durante varios años fue párroco de la iglesia de San Fermín, en el barrio de la Milagrosa de Pamplona, y delegado diocesano de Familia.

Publicado en Euvita