Primero desde el convento de San Francisco en Santiago y ahora desde el santuario de O Cebreiro, Fray Francisco Castro Miramontes ha trabajado para potenciar la acogida y la vertiente espiritual del Camino de Santiago, descuidada durante un tiempo por parte de la Iglesia.
Fray Paco, como se le llama coloquialmente, es natural de Santiago de Compostela y lleva el Camino grabado en su corazón. Siempre ha tenido inquietud por ayudar a los demás y esto, llevado al terreno espiritual le hizo ingresar en los franciscanos.
Como detalla Religión en Libertad, su vida está llena de anécdotas al pie del Camino, de ahí la importancia de un ministerio de presencia, pues Dios toca muchos corazones durante la peregrinación.
«Me gusta mucho escuchar las historias de los peregrinos, y es fácil que compartan su propia vivencia interior con gran libertad. En este sentido es muy importante practicar la escucha, que es también una forma de acogida y, por tanto, de amor. Conozco de primera persona casos de conversión».
Define el santuario situado a pie del camino “como un hospital para el alma”. «Recuerdo que en una ocasión un peregrino se acercó después de la Misa con lágrimas en los ojos para decirme que era ateo, simplemente le sonreí y lo abracé. Él había vivido su momento de catarsis personal. Seguramente este era su momento y lugar. La vida es una sucesión de encuentros. Para eso hay que desplegar la antena parabólica del alma».
Puedes este testimonio completo en Religión en Libertad
