ABC recoge el testimonio de Jorge que, con 86 años, es un ejemplo para toda familia por el amor que demuestra a diario a Cinta, su mujer, enferma de Alzheimer.
Cinta ya no tiene recuerdos, no reconoce a Jorge, pero él recorre cada día 100 km. para ir verla a la Fundación Vianorte-Laguna donde se encuentra ella desde que él no pudo seguir cuidándola.
«Solo con tener la oportunidad de que me mire a los ojos me hace feliz porque, en el fondo, pienso que me conoce, que sabe quién soy, aunque no sepa decírmelo. El afecto no se olvida. El Alzheimer no puede borrarlo. Por eso, yo hablo a mi mujer, la acaricio, la beso… Nuestro amor sigue vivo, aunque ella no pueda expresarlo. Un día –recuerda entre risas– le di un beso de despedida y me sorprendió con un “dame otro más”. Eso, para mí, es maravilloso».
Un testimonio precioso que puedes leer completo en ABC