Monseñor Argüello (@MonsArguello), secretario general de la Conferencia Episcopal Española, ha escrito en su cuenta de Twitter un pequeño hilo con una reflexión que deberíamos hacer todos y que transcribimos:
«La revolución sexual prometió el fin de la pornografía, de la prostitución y de la violencia, causadas por la represión ya superada. La facilitación del divorcio quería asegurar el fin de la violencia en el hogar. Hoy se quiere diluir la diferencia sexual en el género sentido.
Mínimos nacimientos, pornografía, trata y violencia sexual en las calles y en el hogar exigen un replanteamiento de la propuesta dominante desde una antropología adecuada a la experiencia humana elemental: nacemos del abrazo de un hombre y una mujer.
La violencia y el lucro vinculados al sexo y el invierno demográfico, en una sociedad con miles de abortos, exige la promoción y el cuidado de la vida, así como la reflexión sobre el valor de la sexualidad, el matrimonio y la familia, en un programa de gobierno para el bien común».