La hermana Stefani Tienfenbacher, procede de una familia numerosa, de agricultores, austriaca. Ante la extrema pobreza tuvieron que darla en adopción. Tuvo una infancia muy dura pero que la acercó cada vez más a Dios.
Según leemos en Ayuda a la Iglesia Necesitada, siendo jovencita, ingresó en la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Preciosa Sangre y a los 25 años la destinaron a Sudáfrica donde permaneció durante 60 años dedicada a la educación de los niños más pobres.
Leemos con gran pena que, a pesar de su vida entregada a los demás, la religiosa fue en el último momento de su vida víctima de un brutal asesinato. En abril de 2015 fue hallada muerta, atada de pies y manos, con signos de haber sido víctima de una violación.
Una profesora del colegio en el que estaba ha dicho: “Recuerdo que cuando vine a trabajar aquí por primera vez, la primera persona que me dio un cálido abrazo fue la hermana Stefani. A ella le encantaba hacer que otras personas se sintieran especiales y apreciadas.
En una ocasión «les pedí a todas las hermanas que me dijeran sus oraciones favoritas para poder imprimirlas en tarjetas para ellas y la hermana Stefani me dio las palabras: “Tú eres mi Dios y te amo”. Eso lo dice todo, ella dedicó toda su vida a Dios”, comenta otra hermana de la congregación.
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