La Virgen, Nuestra Madre, siempre sale al rescate. Sólo tenemos que escucharla. Y eso hizo Alina, una joven rumana que vivía en Londres.
Alina se quedó embarazada y, cuando se lo comunicó a su novio, escuchó con tristeza: ¡tienes que abortar! Pero ella quería tener a su hijo. Entonces recurrió a sus padres que también le dijeron que abortara. Todo su entorno la presionaba para que abortara. Para agravar la situación, la despidieron del trabajo en una familia en la que cuidaba a los niños.
Rota de dolor decidió abortar. Pero cuando iba a entrar a la clínica abortista, una anciana le dijo que no lo hiciera, que le podían ayudar a través de una asociación, intercambiaron teléfonos y le dió un Rosario. Alina no entró. Transcurridos unos días, sin ver salidas, Alina volvió y pasó de largo ante la anciana.
Una vez dentro, confiesa que sentía miedo y tensión. Cuando ya había rellenado el formulario su teléfono se iluminó. Era un mensaje: “Te podemos ayudar, te podemos ayudar hoy, te podemos ayudar ahora”.
Hoy Alina es feliz porque tuvo a su pequeña y recibió toda la ayuda que necesitaba de un asociación provida.
Si estás en una situación similar, déjate ayudar. Se puede. La Virgen estará contigo y muchas personas, también.
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