A Luis cuando lo conocí tenía apenas 17 años. Estaba realizando 1º de Bachillerato y ya se apreciaban sus inquietudes intelectuales y la gran ilusión por hacer en todo momento la Voluntad de Dios.
Mañana será ordenado sacerdote y, como todos los que hemos recibido esta Gracia, necesita de oraciones para afrontar, como él mismo dice, este gran reto de llevar la luz a tantos como hoy viven en la oscuridad e incertidumbre.
La verdad es que para los que hemos conocido a Luis, que somos muchos, es un día muy grande porque vemos como nuestras oraciones por él han sido escuchadas pero ahora nos toca seguir rezando para que sea un sacerdote, no bueno, sino santo.