Un cafetería paliativa

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¡Qué importantes son los cuidados paliativos! El Comidista publica un artículo que te va a hacer descubrir cómo todos podemos poner nuestro granito de arena para hacer más agradable las dureza del final de la vida.

Es el caso de la cafetería del hospital La Laguna dedicado a cuidados paliativos. Su actual dueña, la rumana Madalina Popa, cuando se hizo cargo del establecimiento sufría al ver el dolor en las caras de sus clientes y entonces pensó que tenía que hacer algo.

Empezó repartiendo palmeritas de chocolate o bizcocho de naranja para endulzarles la vida. También se preocupó de que los menús fueran más apetecibles. Hay que pensar también que para muchos de esos enfermos esa puede ser su última comida. De modo que se aceptan todo tipo de voluntades. Hay quien pide, por ejemplo, una hamburguesa de una cadena, unos huevos fritos o comer natillas todos los días. «Y lo que hacemos es ponerle, a lo mejor, menos patatas para equilibrar el azúcar y avisamos al médico para que le suba la medicación y esa persona sea feliz comiendo sus natillas, o su arroz con leche, el tiempo que le quede. Esto es un trabajo en equipo», ejemplifica Carrascosa, una de esas cocineras.

También adaptan recetas familiares de personas con alzhéimer para estimular su memoria sentimental.  Hasta un banquete de boda han organizado esas mismas cocineras del hospital Laguna: con tarta nupcial, hecha por ellas mismas. «O nos enteramos de que es el cumpleaños de alguien y le hacemos una comida especial», añaden. Sus ojos han visto también muchas de esas habitaciones vacías: conviven con la muerte a diario, y ese runrún de que su plato sea el último, y encima no les guste, está ahí. «Pero nos vamos a casa sabiendo que les hemos hecho felices durante el resto del tiempo. Un trabajo así te cambia la visión», resume con ojos brillantes la cocinera Carrascosa.

Te recomiendo que leas el artículo completo entrando en este enlace de El Comidista porque es un testimonio precioso