Y con estas simples siete notas, Damiana Natali ha compuesto ya varias piezas de inspiración religiosa, como Dona Pacem, donde muestra su deseo de paz para toda la humanidad, el bien universal y la comunión. En 2001 también compuso Soffio di luce, dedicado a San Juan Pablo II, escrito para flauta, solista de violín y orquesta de cuerda. “Está dedicado a un hombre que trajo luz al mundo, incluso si su vida fue corta, como un soplo, en comparación con la eternidad. Es una oración breve”.

Entre concierto y concierto, y sus clases en el Conservatorio de Milán, esta italiana siempre ha tenido una especial dedicación a los más jóvenes. En su opinión, “la música, a menudo, se acerca a los niños, especialmente a los de más talento, sin que ellos lo busquen. El talento es algo que tienes que cultivar y hacer fructificar, tal vez con dificultad, como enseña la parábola de los talentos. Nuestra tarea como profesionales y docentes es encontrar aquellos talentos que a menudo están bajo tierra y ayudar a quienes lo poseen para hacerlos crecer”.

 

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El artículo íntegro puedes leerlo aquí: «La Virgen extendió su mano y me dijo: “Ahora no”»