Carta de un ateo al Papa Francisco

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Transcribo una carta publicada por el sitio web Aporrea:

Nunca he sido religioso, pese a mis conversaciones con Dios y de pertenecer a una familia bastante creyente, en parte por esa incoherencia entre quienes profesan o son cabeza de una doctrina religiosa y la forma en que estos viven.

Sin embargo, creo necesario honrar a los padres y de amar al prójimo como a uno mismo: dos mandamientos que de ser puesto en práctica por quienes dicen creer en Dios, harían de nuestra sociedad un paraíso, ya que si buscas honrar a tus padres tendrías la necesidad de hacer cosas maravillosas que llenen de satisfacción y alegría a tus progenitores, y si quisiéramos a nuestro prójimo como a uno mismo, no robaríamos, no mataríamos, no levantáramos falsos testimonios, no habría envidia ni infidelidades: los principales males de nuestras sociedad.

En verdad, no me entra en la cabeza que alguien que defienda y hasta pelee por sus creencias religiosas, se declare incapaz de cumplir con lo que su dios manda hacer y más: me parece repugnante que quienes dirijan las instituciones religiosas sean tan corruptos como para robarse el diezmo, abusar de niños, bendecir la guerra y de discriminar y atacar a su prójimo por sus preferencias sexuales.

Que cientos de miles de niños y jóvenes en todo el mundo hayan sido víctimas de curas pervertidos me parece una tragedia y más: que desde la propia jerarquía eclesiástica se haya ocultado y defendido a estos pedófilos ya es intolerable hasta para los católicos más fieles y muestra de ello, es el abandono en que hoy están la gran mayoría de las iglesias en todo el mundo.

Pero si en la iglesia católica no escampa, en la iglesia cristiana evangélica no para de llover y es que el negocio de la fe es una empresa muy rentable que ha hecho a muchos pastores celebridades multimillonarias a costa del diezmo: amen de los casos de abusos sexuales y la corrupción política.

No soy creyente es cierto, mas defiendo el derecho de mis hermanos a creer en Dios con todo y sus incoherencias por una sencilla razón: yo también he creído sin ser coherente y también me he equivocado muchas veces. Por eso, lejos de querer ver a la iglesia sumida en los escándalos y la corrupción, me gustaría ver el nacimiento de una nueva iglesia. Una iglesia realmente cristiana que ame y defienda al prójimo; sobre todo a los más desvalidos y vulnerables, por eso creo en usted, Papa Francisco.

A diferencia de sus antecesores, en usted Papa Francisco veo a un ser sensible, honesto, cristiano, con la sabiduría y la valentía necesaria para renovar a la iglesia y con la suficiente inteligencia para re-construir una imagen de un Dios amoroso y tolerante que diste de ese dios sectario, castigador e intolerable que han querido imponer a costa de la propia fe y el verdadero cristianismo.

Entiendo que no es fácil transformar a una institución tan antigua como la iglesia católica, por eso los constantes ataques de altas figuras de la iglesia conservadora y excluyente, que ven en usted una amenaza a sus perversos intereses que nada deben tener de cristiano y sí mucho de Calígula o Nerón, más tiene usted en los valores del cristianismo un amplio poder transformador y el apoyo de todos los hombres y mujeres de bien que, incluso, por encima de las creencias religiosas, nos unimos para trabajar por el bien común y la justicia.

Usted, mi estimado Papa Francisco, me ha hecho reflexionar sobre la iglesia y su jerarquía, principalmente por eso que una vez dijo sobre que los no creyentes podríamos ir al cielo si obedecíamos a nuestra conciencia, pues me parece lo más coherente y sabio que he leído de una autoridad que representa a un Dios que nos ama a pesar de nuestros errores.

Admito que siempre he cuestionado a la jerarquía de la iglesia, por las tragedias y guerras que he visto y que no concibo se justifiquen como una prueba a la fe o por faltas a la palabra divina, más me he sentido muy identificado con sus palabras y acciones y eso es algo extraordinario pues si yo u otro ateo, empiezo a ver justicia y coherencia en sus palabras y acciones, seguro estaré más cerca a la idea de un dios que es puro amor y sobre todo: que Dios está vivo y a su lado para darle la valentía y el amor necesario para reconstruir su iglesia y unir a todos sus hijos por el bien de todos, sin discriminación social, sin pobreza y en paz y eso es mucho más importante que mi pérfida razón o mis argumentos para no creer en Dios.

Me parece curioso que sea yo, un ateo militante, quien se vea obligado a salir a tu defensa y que muchos de los que dicen creer en el Dios que representas hoy te insulten y hasta exijan tu salida por lo que has hecho y dicho.

Te llaman hereje por tus palabras de aliento y defensa a los homosexuales y no fue Jesús quien dijo que el que estuviera libre de pecado que lanzara la primera piedra?

Te llaman comunista por denunciar las injusticias sociales y condenar la pobreza y pregunto si no fue Jesús quien expulsó a los mercaderes del templo condenó la codicia?

Te acusan de encubrir a curas abusadores de niños, pero eres tu quien ha tomado medidas para corregir y castigar a los abusadores que, dicho sea, fueron intocables en los Papados de Benedicto XVI y Juan Pablo II.

Te acusan de querer destruir a la iglesia católica más soy testigo de cómo tus palabras le han devuelto a muchos amigos católicos la fe perdida.

Ojala un día pudiéramos conversar sobre el dios de Spinosa, la iglesia y de usted como persona que más allá de creer en Dios, tiene la obligación de consolidar la fe cristiana y católica, aunque reconozco que eso es casi imposible por su apretada agenda y mi condición socioeconómica, pero era más difícil que un Papa fuera Latinoamericano, que dos Papas estuvieran en un mismo evento y que un Papa tratara con generosidad a los homosexuales y hasta admitiera que los ateos pueden ir al cielo y usted ha hecho posible todo eso, seguro hará posible muchas otras cosas que uno cree imposible.

Por último, me animé a escribirle estas palabras sin ser católico ni creyente, convencido de que a todos nos beneficia una iglesia renovada y dispuesta al servicio de la paz espiritual, la promoción de los valores del cristianismo y el progreso social. Por eso, le manifiesto mi gratitud y me uno en su defensa convencido en que lo que usted hace, es propio de alguien que actúa guiado con conciencia poderosa: ojala sea la voz de Dios!

Msc. Edixon Herrera

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