Éste es un tema muy preocupante y que hay que poner medios para combatirlo. El porno es nefasto para adultos, imagina el daño que hace a los niños, a tu hijo, tu hermano… No te engañes, está demasiado extendido y no nos podemos quedar de brazos cruzados. Un artículo del diario El Mundo denuncia la dramática situación que hay entorno a la pornografía:
Los expertos -sexólogos, educadores, psicólogos, sociólogos- señalan el año 2000 como el principio de la debacle, que la pornografía se haya convertido «en la educación sexual del siglo XXI». Así lo piensa el asturiano Iván Rotella, miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (EAPS) y educador sexual en las aulas desde hace dos décadas. «Hasta entonces no consideraba que la pornografía tuviera una influencia preocupante en los jóvenes, los adolescentes entendían que el porno era como Spiderman, una ficción, pero con la generalización de los móviles el consumo de pornografía ha descendido hasta los 10 años. El smartphone es, a veces, hasta el regalo de comunión».
Para empezar, el acto más íntimo de la Humanidad se convirtió en parte de la cosa pública, en mayores y en pequeños. «No conocen su cuerpo pero se exhiben», advierte la psicóloga infanto-juvenil Patricia Díaz Seoane, que habla de «niños y niñas que, tras ver pornografía, tienen actitudes poco adecuadas para su edad, pues se exponen a cosas que su pensamiento no puede procesar y se genera una actitud o un modelo de relación inadecuado, o unos aprendizajes incorrectos o quizá un modelo acerca de las relaciones que no es real, pudiendo normalizarlo y considerar que eso es lo que se espera de ellos».
Y dado que «las mujeres que el cine X presenta, en muchas ocasiones, son objetos», las niñas, ahonda Díaz Seoane, se convierten «en lolitas expuestas al erotismo, y buscan ese rol». «No están preparadas ni física ni cognitivamente para las consecuencias que se derivan de las relaciones sexuales, y la pornografía normaliza situaciones que, en el ámbito privado, no son las habituales, ni tampoco el lenguaje ni las prácticas, en busca de complacer a un varón que exige actos que pueden no ser ni los más cómodos ni los más agradables para las menores».
Además, «aquellos materiales porno que consumen los jóvenes son de portales que abiertamente usan un lenguaje bastante machista hacia la mujer: la puta, la guarra, la zorra», ahonda Pérez. «El discurso de la pornografía mainstream presenta a las mujeres que manifiestan deseo sexual desde calificativos denigrantes y sexistas. Es como si la mujer que deseara sexo, que apareciera teniendo sexo, no fuera humana, sino un objeto desde la mirada del otro. Mientras la representación del hombre sigue atendiendo a su potencia, a su bravura y a una forma de practicar el sexo a menudo violenta».
España ocupa el puesto número 13 en la lista de consumidores de pornografía. La edad media para iniciarse en su consumo es 11 años y entre 2004 y 2014 la búsqueda del término teen porn(sexo adolescente) se multiplicó por tres. «La pornografía puede trastocar a cualquier edad», matiza Gail Dines. «Conozco casos de niños de siete años, pero también de señores de 80, influenciados por su consumo. La industria del porno ficha a los consumidores desde temprana edad con la intención de mantenerlos enganchados de por vida», argumenta.
«Muy real», insisten desde Dale una vuelta, organización que lucha contra el porno. «A lo largo de la semana nos escriben pidiendo ayuda una media de 10 personas. La gran mayoría lleva 10, 15 y hasta 20 años consumiendo porno con regularidad, hasta que hartos y desesperados buscan ayuda. Explican cómo han fracasado como profesionales, padres, como parejas y como personas por culpa de la pornografía. En la vida real existe la adicción, pero la psiquiatría y la psicología no llegan a un acuerdo».
La parte buena de esta historia es que las consecuencias son reversibles, siempre y cuando se tomen medidas a la voz de ya. En mayo, la asociación hispano-francesa Mujeres Avenir advertía de que «los jóvenes españoles y franceses están deficientemente formados en salud sexual». Su presidenta, señalaba que «el trato afectuoso no aparece por ningún lado en las páginas pornográficas, y sí, en cambio, una evidente carga de violencia y humillación hacia la mujer»
El artículo completo puedes leerlo aquí: Pornonativos