Se ordena sacerdote y pide como regalo de ordenación: ayudar a una ONG.

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Martín Areta Higuera iba a pasar su tercer curso universitario como estudiante de Matemáticas en Caserta, cerca de Nápoles, pero nunca llegó a hacerlo. Y es que la vida, y más concretamente «Dios», tenían otros planes reservados para él… como cura.

El pasado sábado, tras un camino que para el joven de 30 años ha sido más «corto» que largo, por fin se ordenó como sacerdote claretiano en la Catedral de Santa Ana.

Y al final pidió un regalo muy especial para el inicio de su nueva etapa: una oración o un donativo para los proyectos de la ONG Proclade Bética.

Fuente: La Provincia.