La vida de Pablo no tiene precio

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Ayer tuve la oportunidad de ver en televisión un testimonio precioso de amor, superación y sobre todo, visión sobrenatural, que me dejó impactada. Debo confesar que no conocía a José Manuel Roás, pero busqué sobre él y su hijo Pablo y encontré este artículo de El Confidencial del que que extraigo una parte:

José Manuel Roás no se le nota en su voz los años de sufrimiento que acumula en su memoria y en sus carnes. Su hijo Pablo nació hace 18 años con la enfermedad de West y desde entonces, la vida de este profesor de Historia no ha sido igual. Cómo iba a serlo. Todo padre centra su vida en su vástago recién nacido, pero en el caso de José Manuel y su familia, les tocó cuidar de un descendiente día y noche durante toda su vida. Encontraron en ello, sin embargo, una liberación que solo los que han sufrido como ellos serían capaces de entender. A José Manuel, pese a las dificultades innombrables a las que se enfrenta cada día, no se le borra la sonrisa ni renuncia a las ganas de vivir junto a su hijo. Ni a correr junto a él. Y a obtener relevancia pública gracias a su historia conjunta de superación a través de las maratones.

La vida de Pablo no tiene precio. Es un niño que debería estar entre cuatro paredes y sin trascendencia, está teniendo una proyección brutal, Dios tiene una imaginación increíble. Ha convertido a Pablo en una inspiración a la gente que corre, que despierta alegría y esperanza en el sufrimiento de la gente. Por eso no queremos mezclar esto con alguna colaboración extraña, para que no se crea la gente que nosotros queremos sacar algo de esto».

De hecho, cuando se le pregunta cuál es su próximo reto, cuál es la próxima maratón que van a correr juntos, se niega a decirlo. «Podría decirte París, Londres, Buenos Aires, Sídney… podría decir miles, pero no lo digo, porque si lo hago, me lo va a pagar alguien. Y lo último que quiero es estropear lo mucho bueno que nos está dando la vida en este momento. Y no es por una cosa de humildad, sino una cosa de verdad». Y va más allá. «Doy gracias a Dios por la enfermedad de mi hijo. Esto nos hace evitar ser vanidosos, creernos que somos algo que no somos. Lo que nos ha sucedido lo veo como un capote, un ancla que nos ha echado Dios para mantener lo que somos. Y gracias a que Pablo está así, seguimos siendo iguales pese a que haya 20 periodistas esperando a que les dé una entrevista».

Cree que el pesar que les ha proporcionado la enfermedad irreversible de su hijo, su vida tiene ahora más sentido. «Si es posible enseñar que hay otra forma de llevar los sufrimientos, si a través de nosotros la gente es capaz de que esta fuerza viene de Dios, merecerá la pena. El hecho de que podamos sonreír, reírnos y vivir muy bien es la prueba inequívoca de que Dios nos quiere. Si todo esto es lo que la gente ve, benditos sean los sufrimientos que tenemos nosotros».

Si quieres leer el artículo completo, puedes hacerlo aquí: https://www.elconfidencial.com/deportes/2017-02-26/jose-manuel-roas-pablo-paralisis-cerebral-correr-maraton-premio-princesa-asturias_1338624/