La Madre Verónica (Iesu Communio): «El que ama vive en libertad»

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Ayer, en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, tuvo lugar la conferencia: Diálogos de Teología «Jóvenes y vocación». Esta charla tuvo el privilegio de contar con la Madre Verónica, fundadora de la joven congregación Iesu Communio. La Madre se dirigió a los sacerdotes y a todas las personas que nos encontrábamos allí y abordó diferentes aspectos de la vocación sacerdotal y también cuestiones como la fe o la eucaristía.

La Madre Verónica confesó que en Juan Pablo II descubrió un enamoramiento sobrenatural de ese hombre por el sacerdocio y por Jesucristo. «Tenía un gran amor en el corazón, verdaderamente estaba desposado». Yo reconocí ese amor en ella, en la Madre. Me di cuenta de que su mirada es la misma que la que tiene Jesucristo con nosotros. Y que el espíritu es quién nos mueve a la unidad. Cuando habló del sacramento eucarístico, contó una sobrecogedora experiencia que tuvo a los 26 años durante un curso. «Aquél chasquido al partir el pan se quedó grabado en mi mente».

El tema de la fe también fue otro de los aspectos principales del encuentro. Describió el misterio de la fe y la alegría de ser cristiana: «¿Tengo fe? ¿Por qué veo?: No puedo mirar y no ver que ese cuerpo es el de Cristo, mi amado. Este es el impacto de tener fe. Todo es gracia». Habló del acompañamiento y discernimiento y dijo las siguientes palabras: «El discernimiento y palabra salen de la escucha». Ahora me doy cuenta que la mirada y palabras que tienen los sacerdotes que tantas veces nos acompañan, es semejante a la de Jesucristo. Una mirada reconciliadora y pura, como la que tenía la Madre.

Una de las frases que me atravesó el alma fue la siguiente: «La carne en debilidad es portadora del espíritu». ¿Cómo puede ser que lo débil, lo que nadie quiere, lo que la gente desprecia, lleve consigo el espíritu? En ese mismo instante me di cuenta que en la debilidad, Dios nos hace fuertes; que no pone a las personas capaces en determinadas situaciones si no que es Él quién hace que esas personas lo sean. Y que esta debilidad es una oportunidad para acercarnos a Él.

Me gustaría acabar este artículo con una de las frases que más conmovió a la gente que estuvo en la conferencia y que da una esperanza a este mundo que está en llamas: «Uno no es nada sin la suma de todos los hermanos. Quien los ama más que a si mismo, es liberado. Aquél que no compara los dones con los de otros hermanos, se llena de gozo por el bien que Dios obra en ellos. El bien de mi hermano es mío, me pertenece, porque somos un solo cuerpo gracias a la eucaristía

 

Aquí el link de la conferencia completa: https://www.youtube.com/watch?v=dDUzj9sLfqU