Un día, hablando con mi colega Antonio Moreno sobre la incomprensión que a veces encontramos con nuestra presencia en redes sociales, me comentó algo que se me ha quedado grabado a fuego: “a Santa Teresa también la consideraron un poco friki en su época y recibió muchos palos. ¿Tú quieres ser santa o reconocida?”. Plaf. Se cayeron todos mis esquemas.
Dejando de lado que para ser santa me queda un camino excepcionalmente largo, sí que es cierto que muchas veces quienes apostamos por el potencial de las redes a la hora de evangelizar somos mirados como bichos raros. Cuando lo que realmente hacemos es lo que ha hecho la Iglesia siempre: comunicar la mejor de las noticias, que es la alegría del Evangelio. Y para ello, tenemos que echar mano de todos los medios que tenemos a nuestro alcance. También de Internet.
Con estas premisas, un grupo de youtubers católicos se acercó hasta Ávila el pasado 3 de marzo, en un Encuentro sin precedentes. Ellos son conscientes de la necesidad de evangelizar a través de esta plataforma, pues es donde encontramos hoy a las nuevas generaciones. Y así lo demostraron con cada una de sus intervenciones. También con los vídeos que llegaron de todas partes del mundo, demostrando que las redes generan una fuerte comunión dentro de la propia Iglesia.
La espectacular repercusión mediática y social que tuvo el Encuentro (con más de 4 millones y medio de impresiones en las redes), constató que este tema de la evangelización 2.0 interesa; quizá genera curiosidad a los más escépticos, pero en general llama la atención. Y eso es bueno. Muy buena.
Lo que me encontré en esta jornada fueron muchas ganas de innovar, de aprender, de “armar lío”, como pide el Papa Francisco. Pero sobre todo, lo que encontré fueron sonrisas: enormes sonrisas que iluminaban sus caras, y que dejaban más que claro que este mundo les apasiona. Una sensación de verdadera familia, de gran unión, con un ambiente sano y jovial es lo que podría definir perfectamente el espíritu de este Encuentro.
Además de conocer el Ávila de Santa Teresa gracias a una divertidísima gymkana por los lugares teresianos (jamás me he reído tanto como con su representación del Entierro del Conde Orgaz en la puerta del primitivo Convento de La Encarnación), los participantes se llevaron en sus mochilas algunas claves para poner en práctica a la hora de evangelizar a través de vídeos. Este es un breve resumen de las ideas que se pusieron en común:
1.- La Iglesia tiene que estar en YouTube. No puede quedarse atrás. “Ahí es donde están los jóvenes, y es allí donde he querido estar yo también”, nos decía Patxi Bronchalo. Tenemos necesidad de enseñar lo que nos han enseñado del Evangelio. Hay que salir a los cruces de los caminos, a las periferias existenciales, encontrarse con los alejados, pero sin olvidar a los que tenemos cerca. Y no podemos dejar pasar la oportunidad de hacerlo a través de un canal que sabemos que es efectivo, que llega, que atrae y que engancha. “Engolosinar” al público, como decía Santa Teresa.
2.- Fuera miedos, complejos y vergüenzas. Salir de nuestra zona de confort no es una opción: es una necesidad. Es hora de sentir la fuerza del Espíritu y lanzarse a esta aventura, si nos vemos capaces para ello. Necesitamos testimonios valientes. Pero testimonios verdaderos. Dejémonos de imposturas en las redes sociales. Seamos testigos de Cristo, desterremos el postureo, comuniquemos lo que somos desde la verdad.
3.- Tener siempre presente a quién nos vamos a dirigir y cómo. El canal es una actividad apostólica, inserta en una verdadera comunidad. Por ello, es necesario que el youtuber católico no pierda la perspectiva misionera, como señalaba Ester Palma desde Corea. No se suplen las enseñanzas de la fe, ni la Misa o el encuentro en comunidad: es más bien suscitar un interés. Ahora bien, ¿cómo debería ser la comunicación de la Iglesia a los jóvenes en YouTube y otras redes sociales? Pablo Martínez, desde Argentina, nos ofreció la clave de todo: «hablar su idioma”.
4.-Abiertos al diálogo. Ya tenemos un Presidente al que le parece una buena idea comunicar a través de un plasma. No debemos caer en el mismo error. YouTube no se limita a esto: se necesita crear una verdadera comunidad de seguidores, interactuar con ellos, estar atentos a sus demandas y comentarios, intercambiar opiniones enfrentadas (siempre desde el respeto). Fundamental: el feedback de quien ve los vídeos.
5.- Se necesita tiempo. Para hacer algo digno en YouTube es necesaria la formación y disponer del tiempo necesario para una buena edición. Todos los participantes coincidieron en la misma idea: si sabes de antemano que no le vas a poder dedicar suficientes horas, mejor no abras un canal. Hay ejemplos muy buenos de cómo la Iglesia comunica de forma efectiva a través de YouTube, pero otros que son tremendamente planos y acaban por empañar la imagen global. Cuidemos lo que comunicamos, pero también cómo comunicamos.
6.- Si recibimos críticas, aprendamos a crecer con ellas. “Es mejor dar una respuesta desde el perdón y desde el evangelio. Es la respuesta Cristiana en el siglo XXI”, nos decían los salesianos de Fuenlabrada.
7.- ¿Lo mejor de toda esta aventura en YouTube? Los casos de acercamiento a la fe y de conversión que han experimentado algunos de ellos con sus propios seguidores, que les cuentan cómo sus vídeos les han servido para generar una inquietud en su interior y plantearse cuestiones trascendentes. “No olvidemos que detrás de las redes sociales hay personas reales, y no todos buscan directamente el entretenimiento. Tienen inquietudes, preguntas, problemas. Muchos, necesitados de respuestas de fe”, compartía Bronchalo. ¿Por qué no darles esas respuestas, en un primer contacto, a través de vídeo?
Fuente: Tribuna Ávila
https://www.tribunaavila.com/blogs/on-air/posts/number-avilayoutuber-evangelizar-a-traves-de-videos-tiene-futuro