«Por qué decidí no abortar»

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Me propusieron abortar. Venía todo tan mal, que la única solución al «problema» era eliminarlo. Con mi marido, Luis María Caballero, estábamos esperando nuestra tercera hija. Estaba en la semana catorce y los estudios indicaban que mi bebé era inviable, sin posibilidades de vida fuera del útero materno; y que muy probablemente moriría durante la gestación. Los médicos del hospital de Barcelona (estábamos viviendo en España por una beca estudiantil de mi marido), nos dijeron que en el hipotético caso de que sobreviviera, sería una persona que jamás podría caminar.

Con esas palabras que martillaban mi cabeza, con el corazón desolado, solos con mi marido, en un consultorio gélido desde lo humano, no pudimos hacer otra cosa que llorar desconsoladamente, aceptando que el futuro de nuestra hija era incierto y, seguramente, muy difícil. Pero así, abrazados, seguimos adelante.

Y no nos arrepentimos. Es más, somos felices. Nuestra bebé sobrevivió, nació y empezó a crecer. Es la misma a la que veíamos chuparse el dedo en las ecografías, moviéndose cuando acariciábamos mi panza. Y todos los miedos y angustias que teníamos, empezaron a desvanecerse en el aire. Nuestra Rochi nos ha mostrado, una y mil veces, que los obstáculos se superan con mucho amor, paciencia, confianza, ayuda, optimismo, Fe y miles de cosas más que nos hacen más humanos y más personas. Y eso es lo que, a fin de cuentas, todos queremos ser en esta vida.

Hoy Rochi tiene casi tres años. Tiene síndrome de Down, y una insuficiencia renal crónica. Actualmente está en diálisis y a la espera de un trasplante de riñón. Nosotros compartimos nuestra experiencia de padres a través de la cuenta de Instagram rochimodel.

Fuente: La Nación

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