Hace unos días mi hija Rosita nos sorprendió con una foto de su rubia trenza, que se la había cortado. Después de contarme el motivo le pedí si podía subir la foto y la historia que había detrás. No quería, pero después de insistir me escribió estas bonitas palabras:
“Desde que era pequeña mis hermanas y yo siempre teníamos el pelo corto. Al ser pequeñas nos fiábamos de nuestra madre y no le poníamos ninguna pega, pues en ese momento tampoco le dábamos mucha importancia. A medida que iba creciendo, me iba fijando en las niñas mayores del colegio, con sus melenas largas y diferentes peinados. Deseaba que no llegara el día en que mi madre decidiera cortarme el pelo.
Una tarde, después de acabar el colegio, nos encontrábamos mis hermanas en la esquina del patio esperando a que estuviéramos todas, para ir juntas de vuelta a casa. Me fijé en cómo hermana Carmi se estaba peinando y arreglando su larga melena y supuse que cuando fuese mayor podría tener el pelo tan largo como ella.
Cuando ya estaba en primaria y mi madre me seguía cortando el pelo, antes de cortármelo primero lo discutíamos y lo dialogábamos, y finalmente mi madre acaba convenciéndome de cortarme el pelo. Aunque una vez cortado se me olvidaba por qué había decidido cortármelo.
Después de ducharme solía ponerme la toalla en la cabeza y me imaginaba que la toalla era mi larga melena. Tanta ilusión tenía de tener el pelo largo…
A finales de primaria, después de dialogar varias veces con mi madre, me dijo que podía tener el pelo largo, pero que me lo tendría que cuidar. Por mi parte, era obvio que me lo iba a cuidar ya que siempre había soñado con ese pelo. Desde entonces ya nunca más me cortó el pelo.
Y hasta ahora siempre he tenido el pelo largo y mis amigas siempre me decían que tenía un pelo precioso y muy sano.
Después de vivir la enfermedad de cáncer tan de cerca, sentí como la necesidad de quitarme este apego tan absurdo que había creado desde pequeña y decidí donar mi melena a aquellas mujeres que están luchando contra el cáncer.
Me han preguntado si me costó mucho cortarme el pelo, la verdad es que no, ya que tenía buenas razones. Me siento liberada de este apego.
No tenía pensando escribir nada, pero mi madre quería compartir la foto de mi trenza y yo he querido compartir la historia que hay detrás.”
Fuente: Cómo ser feliz con 1,2,3… hijos?