Irene es de Madrid, tiene 37 años y recientemente ha empezado un blog llamado «Soy una madre normal» donde narra sus vivencias con la crianza de sus hijos… de sus ocho hijos, y muy pronto de nueve, porque Irene está embarazada de siete meses.
Amable, cercana, divertida, coqueta, amante de las manualidades y entregada a la crianza de sus hijos. Así es Irene Alonso, una madre que aunque piensa, modestamente, que «su vida tampoco es tan interesante», ha accedido gustosa a responder a nuestras preguntas sobre cómo es el día a día de una familia tan numerosa.
¿Qué edades tienen tus hijos?
Los tres mayores son Miriam, que tiene 15 años, Loreto con 13 y Fernando con casi 12. Nuestra cuarta hija, Nazaret, nació en el año 2007 pero murió a los pocos minutos de nacer. Yago es el quinto y tiene ocho años, Francisco Javier tiene siete, Mateo cinco, Israel cuatro y el benjamín, de momento es Esteban con 18 meses.
Esperamos a Carmen para finales de abril o primeros de mayo.
¿Cuáles son las preguntas o comentarios que te hacen con más frecuencia con respecto a tu familia?
Si me dieran un euro cada vez que tengo que escuchar ciertos comentarios, me habría vuelto millonaria. A diario me suelen decir aquello de:
- «Ya pararás, ¿no?«
- «No sé cómo te las apañas, ¡yo no puedo con uno!» (o dos, o tres como mucho).
- «Me encantaría veros por un agujerito!!»
- «¡Seguro que sois del Opus!»
Para la primera pregunta no tengo respuesta. Para la segunda y la tercera se me ocurrió comenzar a escribir un blog, y para la cuarta diré que somos católicos pero no del Opus.
¿No hay ninguna pregunta que te moleste especialmente que te hagan?
Me molesta sobre todo cuando voy con los niños y me hacen la típica broma de «¿qué pasa, que no tenéis tele??», o alguna otra más soez. Hay gente muy poco prudente y me molesta la actitud de algunas personas que piensan que tienen derecho a darme su opinión sobre la opción que hemos tomado.
Procuro tomármelo con humor y con paciencia, pero no siempre te pillan en buen momento, ni en una buena situación, a veces se hace durillo.
¿Siempre has querido ser madre?
Sí, desde niña lo tenía claro. Y he crecido rodeada de familias numerosas y numerosísimas, así que para mí es algo bastante normal. De todos modos en nuestros planes de vida no entraba una familia tan grande.
Las circunstancias que nos han tocado vivir han ido marcando la llegada de nuestros hijos. Perdimos una hija recién nacida, la cuarta, quizá si hubiera vivido nuestra familia habría llegado hasta ahí. Pero perder un hijo te hace replantearte muchas cosas… ¡en realidad, todo!
¿Cuál ha sido el momento más bonito y especial de tus 15 años de maternidad?
No podría decir solo uno porque mi vida está repleta de momentos maravillosos. Cada nuevo nacimiento, cada primera vez de todo, cada día… Hoy por ejemplo, Esteban ha tenido un rato divertidísimo jugando con una guitarra, y hasta me he emocionado mirándole.
También se me viene a la cabeza el año que pasamos en China, fue estupendo verles adentrarse en una cultura tan distinta y me hizo sentir súper orgullosa de ellos. También recuerdo cuando a Fernando le dieron el alta tras su enfermedad, ¡fue un auténtico milagro!
Me emociono cada vez que veo a Loreto bailando en lo alto de un escenario, o cuando leo un artículo que ha escrito Miriam en la revista del cole. Ver a Yago aprender a leer con tres años gracias a su pasión por el fútbol, o alucinar con las reflexiones de Israel y su forma de expresarse. Morir de amor con cada abrazo de Mateo, la eterna sonrisa de Fran… ¡son todos momentos increíbles!
¿Y el momento más duro?
Mi tercer hijo, Fernando, fue un gran prematuro y nos puso la vida patas arriba durante meses. Pasó muchas semanas hospitalizado, tuvo varias recaídas y a las patologías propias de un prematuro, se sumó el hecho de que se contagió estando en la UCI de una meningitis bacteriana.
Pasar por todo aquello con una niña de tres años y otra que apenas andaba fue realmente duro. Tardamos casi un año en centrarnos y justo cuando Fer cumplió su primer año fue cuando nació Nazaret. Durante el embarazo de Nazaret yo tuve una complicación muy seria. Me descubrieron unas formaciones tumorales en la placenta y esas células malignas pasaron a la niña que nació muy prematura e invadida de tumores. Nos dejó a los pocos minutos de nacer.
En aquel momento tuve que enfrentarme al hecho durísimo de perder un hijo y de afrontar mi propia enfermedad, las operaciones, tratamientos y la depresión que me acarreó. Y todo ello tan sólo un año después de la batalla que habíamos librado con Fernando.
Dejaste de trabajar por voluntad propia para dedicarte a tus hijos, ¿te has sentido apoyada con tu decisión?
Pues me ha tocado escuchar de todo y a veces de personas de las que jamás te lo esperarías. He tenido opciones de volver al mundo laboral, pero de momento me mantengo firme en mi decisión. No entiendo el interés que tienen algunas personas en degradar a las mujeres que toman la decisión de trabajar en sus casas y cuidar de sus familias. Es una opción muy personal y un trabajo durísimo y a tiempo completo para el que no todo el mundo está preparado.
Yo lo veo como una inversión, creo firmemente que es lo mejor para mis hijos, y haciéndolo invierto en su futuro. No me importa que sea en «detrimento» de mi presente, yo no necesito sentirme realizada en nada más que en mi familia.
¿Cómo es un día normal en vuestra vida?
Mi marido es logístico y tiene una capacidad de planificación alucinante. Somos conocidos por nuestra puntualidad, ¡a todo el mundo le sorprende! Lo cierto es que nos organizamos bastante bien. No hemos tenido nunca ayuda externa y siempre hemos salido a flote. Israel y yo hacemos un gran equipo, cada uno tiene sus tareas, y nos complementamos a la perfección.
Nuestro día a día es muy normal. Mi marido y yo nos levantamos antes para ir preparando los desayunos, la ropa y el almuerzo. Cuando terminan de desayunar les ayudamos a vestirse, supervisamos que se han aseado bien e Israel les lleva al colegio mientras yo me quedo en casa con el pequeño.
Todos salen a las 14:00 salvo las dos mayores que lo hacen un poco más tarde. Comemos en casa y pasamos la tarde haciendo deberes y lo que surja: salimos al jardín, jugamos en la calle o nos quedamos en casa. A las 19:00 o 19:30 comenzamos con los baños, y luego las cenas. Por lo general, a las 20:30 están todos en la cama.
A esa hora yo estoy muy cansada también así que Israel hace la cena para los dos y disfrutamos de nuestra «happy hour». Sé que es decepcionantemente normal… ¡pero ya lo advertí!
He leído en tu blog que te gusta cocinar, ¿cómo es cocinar para una familia tan numerosa?
De lunes a viernes es todo muy sencillo. El primer plato suele ser a base de arroz, pasta, sopa o crema de verduras y luego una carne o pescado a la plancha o a la romana. Si hay legumbres, las hago contundentes y como plato único.
Los fines de semana nos esmeramos más porque tenemos más tiempo y nos gusta cocinar juntos. Hacemos buenos guisos, asados y si puedo, también me encanta hacer postres caseros para disfrutarlos en familia.
¿Cuál es el mayor gasto de una familia tan grande?
Yo creo que el mayor gasto es la vivienda, como la inmensa mayoría de los españoles, y luego la alimentación. Lo más desestabilizante son los imprevistos como averías, dentistas… que por suerte no pasan siempre pero cuando pasan envían al garete la planificación mensual.
La gente tiene la creencia errónea de que por ser familia numerosa recibimos montones de ayudas y subvenciones, o que tenemos mucho dinero, pero nada más lejos de la realidad. Algunas personas, cuando se enteran de los hijos que tengo se apresuran a explicarme por qué ellos no tienen más y casi todo el mundo esgrime el mismo argumento: «si yo económicamente pudiera»…
Pero casi siempre se puede. La mayoría de las cosas que pensamos que necesitamos son totalmente accesorias, y ajustando gastos se puede vivir bien con un sueldo siendo diez en casa. Esa es mi experiencia. Es cuestión de organizarse y de plantear prioridades.
En la compra tiramos de marcas blancas y a la hora de vestir recurro al aprovechamiento de las prendas y a heredarlas unos de otros. Además, me gusta mucho hacer manualidades con los niños, y en Pinterest hay muchas ideas de decoración utilizando materiales reciclados y gastando muy poquito.
En cuanto a la comida, en mi casa no tiramos nada y de todo saco un plato de pasta o unas croquetas. Pero también toca hacer renuncias. Mis hijos no van mucho al cine, pero en casa bajamos las persianas, hacemos palomitas y lo disfrutamos igual. Tampoco van mucho al MacDonalds, pero mis hamburguesas son mucho mejores. No tenemos el pase anual de la Warner, pero el día que podemos ir lo disfrutan como nadie…
¿Cómo son vuestras vacaciones?
Procuramos tener un poco de todo cada verano, un poco de playa y un poco de montaña, y el tiempo que estamos en Madrid hacemos escapaditas continuamente.
La familia de mi marido tiene segunda residencia junto al mar y allí pasamos la primera parte de las vacaciones, disfrutando de la piscina, la playa y las comidas al aire libre. Luego nos vamos al norte, a casa de un amigo y allí disfrutamos de unos días en contacto con la naturaleza, la montaña y la buena comida, como los quesos o los embutidos de la tierra.
Alguna vez hemos hecho algún viaje con la familia alojándonos en hoteles pero es una auténtica locura. Tenemos que pedir al menos tres habitaciones y andar pasillo arriba, pasillo abajo todo el día.
También nos ha tocado hacer viajes en avión, algunos de ellos larguísimos. Pero por suerte, las compañías aéreas son cada vez más conscientes de las necesidades de las familias que viajamos con niños y ofrecen opciones de entretenimiento durante el vuelo.
Los viajes por carretera, en cambio, son distintos. El espacio es muy reducido y no es tan emocionante para ellos, así que hay que echar mano de la imaginación y tener mucha paciencia. Procuramos hacer el mayor tramo posible de madrugada o a primera hora de la mañana para que duerman, y luego tiramos canciones, historias, chistes, escuchamos música…
¿Qué etapa o momento de la crianza dirías que es más difícil?
Pues realmente, siento que el reto lo tengo en mis hijos mayores. Con los pequeños voy viviendo etapas que, a grandes rasgos, se van repitiendo pero con los mayores es otra historia. Estamos aprendiendo juntos: ellos a vivir y a defenderse en la vida, y yo a guiarles y orientarles.
Y lo más difícil es soltarles al mundo. Confiar en que elegirán bien a sus amigos, sabrán apartarse de las situaciones difíciles, se mantendrán firmes en lo que que les hemos enseñado… ¡Ahí está el auténtico reto!
¿Qué mensaje le dirías a una futura mamá primeriza?
Le diría que no tuviera miedo porque cualquier dificultad a la que toque enfrentarse se superará con el amor de un hijo, que es más fuerte que cualquier cosa. La maternidad a veces es dura, pero los momentos buenos son tan absoluta y arrolladoramente maravillosos que compensan cualquier cosa. ¡¡Así que ánimo y a la faena!!
Fuente: https://www.bebesymas.com/ser-padres/no-necesito-sentirme-realizada-en-nada-mas-que-en-mi-familia-hablamos-con-irene-madre-de-nueve-hijos